MEMORIA HISTÓRICA SAHARAUI | De las peripecias de la ocupación

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Nan-na Hamadi Ahmed…una mujer y una historia… una mujer conocida por el apodo: madre mártires… esta mujer magnifica, procreó a la patria héroes, entregó al pueblo sus hijos, sus esfuerzos y su sudor.
 
Editado por Lehbib Abdelhay /ECS
 
Sáhara Occidental (ECS). – Es una mujer que arrastra consigo una vida militante cargada de abnegación, entrega y sufrimientos durante 40 años y perdió lo más entrañable para ella (sus hijos). Pero, pese a todo, no ha perdido nunca la esperanza de alcanzar la independencia y el retorno a su casa. Hogar que abandonó forzosamente desde hace 45 años.
 
Nan-na es comunicativa y espontánea en la conversación: de opiniones y expresiones sencillas, siempre acompañadas de una sonrisa que nunca se aparta de sus labios. A pesar de todos los sufrimientos y amarguras que nos refiere durante esta entrevista.
 
Los años no han pasado en vano, su paso ha dejado profunda huella en Nan-na. Su cabello se ha encanecido candorosamente. Sus movimientos son ya más lentos y cansados y el oído le traiciona. Todo ello no ha afectado a su sentido de la hospitalidad y generosidad del que es objeto cualquier visitante.
 
Nan-na es una mujer que conoció la época colonial, presenció la terrible penetración de los agresores y vivió en los campamentos de refugiados. Tuvo siete hijos, tres de los cuales cayeron en combate por una patria independiente. El mayor de ellos tuvo tres hijos, el segundo tuvo una hija y el tercero no se casó.
 
Nan-na es una mujer heroína que hemos apreciado mediante esta entrevista.
 

 
-Te viste obligada a huir de la patria y llevas tantos an0s lejos de ella. Aun recuerdas algunos de sus rasgos?
 
-(Contestó con profunda emoción) Siempre la tengo presente -y añade- yo nunca salí de mi país, en concreto Siempre he estado en Saquia el Hamra, ni un paso más al norte y tampoco otro al sur. Por ello permanece la imagen de mi pueblo natal nítida en mi memoria y no creo que la edad ni las peripecias lograrán hacérmelo olvidar.
 
– Cuándo fuiste obligada a abandonar el país?
 
Cuando penetraron los invasores marroquíes, exactamente, en 1976 y a causa de todas las barbaridades e injusticias que han perpetrado y dirigido a la población inerme e inocente. Al presenciar esto viví intensamente deseos de evadirme. Preparé el viaje con mis 7 hijos y partimos en busca de seguridad.
 
– ¿Aun recuerdas el viaje de evasión?
 
Naturalmente, aun me acuerdo. Lo conservo completo con todos sus detalles. Salimos de Saguia el Hamra hacia Bir Enzaran, de allí, un grupo de combatientes nos llevó a Gleibat el Fula, donde nos hemos quedado por un tiempo. Durante este periodo mis hijos mayores se pasaron a las filas del ejército de liberación saharaui y solo se quedaron conmigo los dos más pequeños Salma y Moh.
 
Esperé durante un tiempo, angustiada por el efecto de la espera por las noticias que anunciaban que patrullas marroquíes se movían cerca del lugar donde me encuentro. Cargué con mis hijos sobre una camella y me dirigí a una zona que se llama Wad Achtal. Alli me encontré con un hombre que me conocía, se llamaba Sidi Emhamed, que en paz descanse junto con los otros mártires. Ese hombre me ha ayudado muchísimo, que Dios se lo agradezca. Finalmente, llegué a la zona de Dehreig, allí nos hemos encontrado con otra gente que esperaban transporte. Hemos permanecido con ellos 15 días de espera, después fuimos trasladados en vehículo a los campamentos de refugiados.
 

– ¿Cómo recibiste la noticia del martirio de tus tres hijos?

 
Siempre me acompañó el presentimiento de que perderé a algunos de ellos y doy gracias a Dios por honrarme con su martirio, puesto que no han muerto ni vil ni cobardemente. Han caído en fechas muy próximas el uno del otro. Dos los perdí en el mes de octubre y el último en el mes de enero.
 
Nunca sentí su ausencia. Para mí permanecerán vivos en el paraíso de Dios y como dice el proverbio saharaui «muerto venerado que vivo desdeñado»‘.
 
– ¿Cuáles son los trabajos que realizas?
 
Desde mi salida del país trabajo en el Comité de Justicia de mi daira. Y también soy responsable de una célula en la organización política.
 
– ¿Qué representa para ti el Plan de Paz consagrado a nuestra patria? 
 
En realidad es la llave de una nueva etapa. Una etapa en la cual se expandirá la paz, la seguridad y la alegría en toda nuestra querida patria. Y así volveremos a los hogares que hemos dejado atrás, a pesar
nuestro. En resumen, es la etapa de la alegría de volver a la patria y la del reencuentro familiar.
 
– Qué es lo que ha cultivado en tu memoria tantos años de refugio y exilio?
 
Sinceramente, durante estos años aprendí muchísimo y ofrecí todo lo que me era posible ofrecer. Tuve momentos alegres y otros al contrario muy dolorosos. Son recuerdos, pese a mi edad, inolvidables. Son imágenes de fiestas con ocasión de la conmemoración de los aniversarios de nuestras victorias. Victorias como la derrota marroquí en Lemsail y la epopeya de Nuagchut-oas.
 
Son recuerdos eternos en mi memoria. Tampoco olvidaré a los compañeros que han apartado a mi hijo de la batalla con sus dos piernas amputadas. Este gesto ha avivado grandemente en mí el amor al pueblo y a los combatientes en especial.
 
– Hermana Nan-na, para terminar, deseamos que dirijas algunas palabras a la mujer en el mundo, sobre todo en esta batalla decisiva y final.
 
Les apelo a colaborar para aliviar los sufrimientos a los cuales está expuesta la mujer saharaui.
 
Y que nos acompañen en nuestra marcha hacia la independencia y la libertad para todo lo mencionado, les pido que desplieguen todos sus esfuerzos morales y materiales para presionar al régimen agresor marroquí para someterse a la legalidad internacional y a la Comunidad internacional y que aplique, de una vez por todas, el Plan de Paz de la ONU. Ya que dicho Plan es la única salida, es el honorable final de este derramamiento de sangre que ha durado muchos años.
 
NOTA: *Extraído del archivo del Frente Polisario (Revista Ocho de MARZO-UNMS). 

 

Origen: IN MEMORIAM | De las peripecias de la ocupación.