Cada vez más en desuso, la genuflexión, aunque todavía hay quien la practica ante altares, reyes o imágenes en señal de sumisión o adoración. En todo caso, el gesto de inclinar el torso hacia adelante y doblar la(s) rodilla(s) hasta rozar el suelo no debe durar muchos segundos. De lo contrario, el dolor en la articulación está casi asegurado. Si los mandatos de los diferentes dirigentes se pudieran definir con una metáfora, los meses del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, al frente del Palacio de Santa Cruz podrían ser conocidos como ‘la genuflexión más larga de la historia’.
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