Hubiese Don Mahmud (yo, en adelante), no acudido al muelle del Aaiun a despedir a las tropas y personal español cuando abandonaban el Sahara Occidental. El cuenco de color negro rebosante de leche de camella recién ordeñada, lo sostenía entre mis dos manos, otro compañero, en realidad varios, de manera alternativa, sostenían entre las manos…