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Habiba, la primera de las mujeres en presentarse y contar su vida que asegura “no es tan larga”, tiene 25 años, estudia Química y es una militante activa en los movimientos sociales y juveniles saharuis. Procedente de un campo de refugiados saharauis, llegó a España hace 16 años en el marco del conocido programa de vacaciones en paz que hace que numerosos niños saharauis pasen el verano en familias de acogida andaluzas. A diferencia de otros chicos y chicas saharauis, Habiba no regresó. Una enfermedad en el oído provocó que se tuviera que quedar hasta enero para operarse, lo que finalmente derivó en que su familia biológica y su familia de acogida acordaran que se quedara para continuar con sus estudios.
Habiba es clara y sincera con respecto a su experiencia en la infancia que aunque recuerda muy feliz reconoce que no era fácil por las condiciones en las que se encuentran los campos de refugiados, sin suministros y con temperaturas extremas. “Tengo que quedarme aquí hasta obtener algo que darle a mi pueblo”, reflexiona, y añade que “preferiría estar allí que aquí pese a todo”. Sus estudios en la universidad los compagina con el trabajo en ASPO (Acción Solidaria con los Pueblos Oprimidos) y con el colectivo de jóvenes saharauis y la liga de jóvenes saharauis desde donde pretenden concienciar sobre la realidad del pueblo saharaui y los abusos del régimen marroquí a través de la cultura.
Artículo completo en: «La emigración me ha permitido desapegarme de aquello que me hacía sufrir y vivir el presente» – lavozdelsur.es