Marruecos asesinó con drones a civiles en un solo mes lo equivalente a aproximadamente el 16% del total que mató la administración Obama durante 8 años
Por Lehbib Abdelhay
Rabuni. – Tras el bárbaro ataque perpetrado por las fuerzas de ocupación marroquíes el 13 de noviembre de 2020 contra un grupo de civiles saharauis que protestaban pacíficamente junto a la brecha ilegal de El de Guerguerat contra la ocupación de su territorio, supuso la ruptura del alto el fuego. La guerra estalló de nuevo en el Sáhara Occidental 30 años después de la fiema del alto el fuego entre las dos partes en el conflicto, el Frente Polisario y Marruecos.
Después de la entrada en acción de los drones marroquíes, la Oficina Saharaui para la Coordinación de la Acción contra las Minas (SMACO) elaboró un informe muy detallado sobre el impacto de estas armas sofisticadas en la población civil saharaui, presentando datos tangibles que demuestran que Marruecos amplió el campo de batalla, por intereses puramente políticos, para atacar en zonas fronterizas de tres países
En el Sáhara Occidental, y debido a la especial situación de esta zona, la destrucción de los drones son más por su composición y método de uso. Y así lo demuestran algunas áreas específicas cubiertas por el muro de la vergüenza, que sigue siendo en la actualidad el eje central en la política de defensa del ejército de ocupación marroquí para frenar en la medida de lo posible el avance del ejército saharaui, que carece de fuerza aérea para atacar en las profundidades del sur de Marruecos o enclaves estratégicos en los territorios ocupados del Sáhara Occidental. Esta situación sirve de gran utilidad para el ejército de ocupación, que todavía depende de la estrategia defensiva estática, y está satisfecho con ella siendo un pilar en su enfoque expansionista, conformado por bases bien conocidas que cuentan con fuerzas de acción rápida para dar la impresión de poder penetrar y avanzar para golpear la moral de los combatientes del ejército saharaui que dependen de material tradicional para apuntalar una guerra de desgaste que comenzó el 13 de noviembre de 2020.
El plan del régimen marroquí hacia el muro de la vergüenza y los civiles en los pasos comerciales en las estrechas fronteras en la sensible zona fronteriza tripartita entre el Sáhara Occidental, Argelia y Mauritania, requiere un estudio especial y urgente, incluso con planes a corto plazo que se puedan desarrollar posteriormente en función de cada defecto, deficiencia o evolución en la estrategia del enemigo, no solo los planes militares sino a nivel externo y político. Como es bien sabido, el Frente Polisario logró, después de una larga consulta y muchos intentos, cumplir las condiciones necesarias para incorporarse como parte del IV Convenio de Ginebra en el 2015, siendo así el primer movimiento de liberación nacional en la historia en lograrlo, lo que le da la capacidad para movilizarse en este aspecto con el fin de garantizar la protección total de los civiles en una guerra en curso a pesar de la negación de la otra parte (Marruecos).
«La nueva estrategia marroquí consiste en matar a ciudadanos civiles, violando así los principios de distinción y proporcionalidad de diferenciación entre objetivos militares de civiles. Sin castigo ni condena de la comunidad internacional, especialmente del Consejo de Seguridad a través de su misión en el Sáhara Occidental (MINURSO), Marruecos prosiguió con su plan de horror contra objetivos civiles situados a cientos de kilómetros del muro militar que divide el territorio». Todo esto empuja al ejército marroquí a que se cometan más asesinatos y un mayor nivel de violaciones graves en el Sáhara Occidental. Esto es evidente en la calidad de los objetivos, la concentración de civiles y sus ubicaciones», denuncia el informe de SMACO.
Según las investigaciones de la Oficina Saharaui para la Coordinación de la Acción contra las Minas (SMACO), desde el inicio de la guerra, el ejército marroquí lanzó más de 27 ataques contra unos 49 civiles, entre muertos y heridos de diferentes nacionalidades. Las víctimas en su mayoría son viajeros que hacen la Ruta Tinduf – Zuerat, mineros de oro, comerciantes, nómadas o ganaderos.
Según SMACO, en cuanto al total de los ataques contra objetivos civiles, el 7% del total tuvo lugar en los últimos meses de 2020, es decir, solo semanas después del inicio de la guerra, mientras que el 77% de los bombardeos se produjeron durante el año 2021 y para el año en curso 2022, el número de ataques con drones en los primeros meses de este año ascendió a alrededor del 14% del total de ataques.
«Estos ataques aéreos fueron realizados por drones marroquíes, han tenido como objetivo diferentes áreas geográficas, el 50% de los objetivos civiles fueron bombardeados por igual en el norte en comparación con la misma cifra en el sur del territorio. Así, el 67,85% de los ataques de estas aeronaves (UAV) se produjeron en las zonas fronterizas entre el Sáhara Occidental y Mauritania. Estos ataques, ejecutados con fines políticos, económicos y sociales, están destinados principalmente a cortar la comunicación entre las familias, obstaculizar el intercambio comercial, intentar bloquear el libre comercio entre los países de la región y sembrar el terror y la desesperación entre la población», añade el informe de SMACO. Y agrega: «En contraste, sólo alrededor del 32,15% de los ataques se realizaron en los territorios saharauis, y siempre con el mismo propósito, al apuntar desarmados civiles».
En cuanto a las víctimas mortales, según recoge SMACO, más del 60% de los fallecidos son saharauis, el 14,5% mauritanos, el 8,5% argelinos, frente a 17 nacionalidades que aún no han sido verificadas. (Algunos casos se encuentran en estado de descomposición y otros han sido carbonizados, según fuentes oficiales)
«En cuanto a los heridos, el 78,5% son de nacionalidad saharaui, en cuanto a la cifra de los heridos mauritanos fue del 21,42%, mientras que el porcentaje restante es de nacionalidades que aún no hemos podido determinar», explica.
Las actividades de mayor riesgo en los territorios saharauis siguen siendo, respectivamente, el 53% de los ataques y fueron dirigidos principalmente contra viajeros, el 38% contra buscadores de oro y el 9% a su vez contra otras actividades diversas (ganadería, búsqueda de agua y pasto, etc.).
En cuanto a las pérdidas materiales, aunque hasta el momento no se han establecido estadísticas definitivas, se puede decir que los drones marroquíes atacaron instalaciones e infraestructuras civiles, proyectos humanitarios y bienes personales. También fueron bombardeadas escuelas, fuentes de agua, instalaciones y comercios privados en forma separada y áreas distantes.
«En este sentido, un camión cisterna que transportaba agua potable a nómadas fue destruido en la región de M’heris, y más de 18 vehículos todoterreno, principalmente de saharauis y mauritanos, fueron destruidas. Además de la destrucción de 5 camiones rígidos (y trailers) que transportaban mercancías, el 80% de las cuales eran para comerciantes argelinos», subraya el informe.
En cuanto a la distribución de las víctimas por sexo, según SMACO, el 97,3% son hombres, frente al porcentaje restante de mujeres. En cuanto a los grupos de edad, se puede decir que más del 94% de las víctimas son menores de 40 años, entre ellos un niño que fue asesinado y otro resultó herido.
«Si la administración estadounidense a veces se pronuncia sobre la dificultad de investigar y verificar los objetivos, todos los ataques realizados por el ejército marroquí con drones contra civiles fueron en terrenos abiertos y fue muy fácil comprobar la pintura de los coches e incluso la ropa de las víctimas, para garantizar que se distingan claramente los objetivos militares y civiles», lamenta.
Además, SMACO confirmó que estos ataques se produjeron en zonas remotas, a muchos kilómetros de distancia del muro marroquí, y no fueron para proteger a las fuerzas marroquíes atrincheradas en ese muro, lo que confirma que no representan ninguna amenaza para ellos Además, los objetivos civiles atacados estaban lejos del campo de acción del ejército saharaui, lo que fue una razón obvia en la demora en la evacuación y la prestación de los primeros auxilios a las víctimas en el tiempo necesario.
Cabe señalar que menos de dos meses después de que Marruecos recibiera el primer lote de los drones turcos “Bayraktar TB2” el 17 de septiembre de 2021, Marruecos asesinó en un solo mes al menos a 19 víctimas de nacionalidad saharaui, argelina y mauritana. Este ataque se produjo a mediados de noviembre de 2021.
Para conocer el alcance de la destrucción y los crímenes a los que es sometido el pueblo saharaui, a modo de comparación, el diario británico, The Guardian, reveló el pasado 1 de julio de 2015 que la administración Obama mató a 116 civiles durante los 8 años de su mandato, mientras Marruecos en ocho bombardeos realizados en el mes de noviembre de 2021 mató a 19 civiles de nacionalidad saharaui, argelina y mauritana, lo que supone aproximadamente el 16% del total que mató la administración Obama durante 8 años. Este es un precio muy alto en comparación con el número y la densidad de la población, además del hecho de que todos estos ataques se produjeron fuera de las zonas de guerra.
A la luz del comportamiento y las prácticas del ejército marroquí hacia los civiles, surge la pregunta sobre la posibilidad de considerarlos como crímenes de lesa humanidad que amenazan la paz y la seguridad internacionales y socavan los esfuerzos de paz, y ante estos crímenes, ¿existe la posibilidad de rendición de cuentas y responsabilidad legal a través de la Corte Penal Internacional, y llevar a la justicia a los funcionarios marroquíes como criminales de guerra por los crímenes que cometieron contra civiles desarmados de tres países.