La vicesecretaría de Estado norteamericana, Wendy Sherman, ha formado parte de una cronología paralela y algo desapercibida de actos y escenas antes de que España confirmara el abandono de su tradicional política sobre su antigua colonia
Cuando la vicesecretaría de Estado norteamericana, Wendy Sherman, acabó en Rabat su cita con Nasser Bourita, ministro de Exteriores marroquí, comentó ante la prensa local cómo ve el futuro del Sáhara Occidental: «Continuamos considerando el plan de autonomía de Marruecos como serio, creíble y realista». Era la tarde del martes 8 de marzo. Esos tres calificativos que transcribió la agencia marroquí MAP de boca de la diplomática número dos de Washington son los mismos tres adjetivos que, diez días después y por el mismo orden, pronunció el jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares, también ante los medios: el plan de autonomía de Marruecos es «la base más seria, creíble y realista para la resolución de esta disputa«.
La mujer que visitaba Rabat ese martes es una de las figuras más destacadas del entorno demócrata norteamericano y de la órbita de Joe Biden. Es antigua consejera de Bill Clinton, colaboradora de Madeleine Albright en la Secretaría de Estado norteamericana de la etapa previa al 11-S, encargada de supervisión de la política hacia Corea del Norte, participante en el pulso nuclear con Irán. Su presencia en la capital marroquí, en plena tensión mundial por la agresión a Ucrania, ha formado parte de una cronología paralela y algo desapercibida de actos y escenas antes de que España confirmara el abandono de su tradicional política sobre su antigua colonia en el Sáhara Occidental.
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