El diario Noticias de Navarra publica este 23 de noviembre un artículo titulado “La Marcha Verde, 50 años después”, firmado por Jon Artabe. Se trata de un texto que, pese a reconocer la tragedia sufrida por el pueblo saharaui desde 1975, presenta importantes omisiones y varios enfoques problemáticos que conviene revisar para comprender con rigor histórico qué ocurrió hace medio siglo y qué ocurre hoy.
La Marcha Verde no puede analizarse al margen del marco jurídico internacional, de la responsabilidad española y del proceso de descolonización que la ONU declaró inconcluso. Y sin ese marco, la lectura del conflicto queda inevitablemente distorsionada.
Los Acuerdos de Madrid: la ausencia que lo condiciona todo
La omisión más grave del artículo es la ausencia total de los Acuerdos Tripartitos de Madrid (14 de noviembre de 1975). No se menciona la firma del pacto por el cual España decidió retirarse del Sáhara Occidental entregando la administración del territorio a Marruecos y Mauritania, un acuerdo que nunca transfirió la soberanía y que la ONU jamás reconoció como válido.
Hablar de la Marcha Verde sin mencionar esos acuerdos es ignorar el verdadero eje político del proceso: la retirada española sin referéndum y la entrega del territorio a una potencia ocupante. Reducir lo sucedido al avance de “350.000 marroquíes” desvirtúa las causas reales de la ocupación.
El mito de los 350.000 marroquíes
El artículo repite sin matices la cifra de “más de 350.000 marroquíes” como elemento definitorio de la Marcha Verde. Esa cifra procede directamente de la propaganda de Hassan II y, por sí misma, no explica la operación.
La movilización no fue un acto espontáneo de multitudes civiles, sino una maniobra de Estado coordinada por el Ejército marroquí, que ya había penetrado en el territorio antes de la entrada de los civiles. Reproducir ese número sin contexto alimenta una narrativa que desvincula la operación de su carácter militar y estratégico.
Desproporción en el protagonismo otorgado a la carta de Sánchez
El texto dedica un espacio desmedido a la carta de Pedro Sánchez que apoyó el plan de autonomía marroquí.
Esa decisión —grave, unilateral y contraria al derecho internacional— tiene importancia política, pero no forma parte del proceso histórico de 1975 ni explica los cincuenta años de ocupación que siguieron a los Acuerdos de Madrid.
El giro diplomático español es un episodio reciente; otorgarle un peso central en un balance histórico es una forma de desplazar la atención del núcleo del problema: la descolonización pendiente.
Argelia: una sospecha sin fundamento
El artículo afirma que la postura de Argelia es “una incógnita”, insinuando un posible acercamiento entre Argelia y Marruecos que podría dejar al pueblo saharaui “solo”. Sin embargo, no aporta datos que sostengan esa idea.
La política exterior argelina ha sido coherente durante cinco décadas: defensa del derecho a la autodeterminación, rechazo frontal a la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, apoyo diplomático y humanitario al Frente Polisario y ruptura de relaciones con Rabat desde 2021.
Sugerir un giro político de este calibre sin información verificable alimenta una imagen distorsionada del único Estado que ha apoyado siempre la legalidad internacional en este conflicto.
Una visión excesivamente pesimista del Consejo de Seguridad
El artículo presenta la reciente resolución del Consejo de Seguridad impulsada por Estados Unidos como un cierre casi definitivo de la vía de la independencia.
Esa lectura no se sostiene.
La MINURSO mantiene explícitamente el mandato del referéndum, ningún organismo internacional reconoce la soberanía marroquí y las resoluciones del Tribunal de Justicia de la Unión Europea siguen reafirmando que el Sáhara Occidental es un territorio distinto de Marruecos, cuya población debe ser consultada.
La diplomacia del Frente Polisario continúa siendo eficaz en la Unión Africana, en América Latina y en Europa, y varios Estados del Consejo de Seguridad rechazan sin matices el plan marroquí.
Lo que falta: el marco jurídico y la centralidad del pueblo saharaui
El artículo sí denuncia la tragedia saharaui y la violencia marroquí, pero desaparece por completo:
- la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia (1975), que negó cualquier vínculo de soberanía de Marruecos sobre el Sáhara;
- el estatus jurídico del territorio como “no autónomo”, pendiente de descolonización;
- la condición de España como potencia administradora de iure;
- la ilegalidad de la explotación de recursos;
- el reconocimiento de la RASD como Estado miembro de la Unión Africana;
- el papel de la sociedad saharaui, convertida de nuevo en sujeto pasivo del relato.
Sin este marco, el artículo termina reforzando una narrativa que reduce el conflicto a un pulso entre Marruecos, España, Estados Unidos y Argelia, dejando de lado al único protagonista legítimo según la ONU: el pueblo saharaui.
Conclusión
El artículo de Noticias de Navarra expresa empatía hacia la causa saharaui, pero comete omisiones y desequilibrios que conducen a una lectura incompleta.
El conflicto del Sáhara Occidental no puede analizarse sin los Acuerdos de Madrid, sin el marco del derecho internacional y sin la voz del pueblo saharaui.
Cincuenta años después de la Marcha Verde, la tragedia continúa no solo por la ocupación marroquí, sino también por la persistencia de relatos que siguen invisibilizando la raíz del problema: la descolonización inacabada y la responsabilidad internacional no cumplida.
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