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Entre los manifestantes, los saharauis constituyen el grupo más característico e identificable; ellas con la melhfa multicolor bajo el chaquetón invernal de estas latitudes agitan sus banderas nacionales. Sus razones son también específicas: los saharauis no tienen patria a la que regresar. En esta provincia, como en otras partes del país, hay una larga tradición de ayuda humanitaria a los campos de refugiados saharauis en la región desértica de Tinduf, en Argelia, donde se agrupan desde hace tres décadas unas ciento cincuenta mil personas dependientes por completo de la ayuda exterior. La sostenida simpatía que despierta la causa saharaui no tiene ningún eco en los gobiernos del mundo, empezando por el español.
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Leer artículo completo en el original: Los náufragos del desierto – MANUEL BEAR