En un artículo titulado «Argelia: una opción o ninguna opción», publicado en el sitio web de información mauritano «El-Mourageb», el investigador Mohamed Salem Ould Mohamed El Yacoub recordó a sus lectores un artículo anterior que publicó en 2012 con el mismo título, subrayando que este último era una respuesta mordaz a los propagandistas marroquíes y su quinta columna, dado el eco rotundo que tuvo en las esferas políticas y mediáticas, a nivel local y del Magreb. Incapaces de refutar en su momento los argumentos pertinentes del artículo, estos círculos vuelven ahora, más de una década después, a poner el tema de nuevo sobre la mesa, en un renovado intento de los «topos del Majzen» de comprometer la creciente cooperación entre Argelia y Mauritania, advirtió.

«Ante la situación actual, marcada por la turbulencia y la incertidumbre a nivel regional e internacional, Mauritania no tiene otra alternativa estratégica que mirar hacia Argelia y mostrarle su solidaridad, ante los desafíos del desarrollo, los imperativos de estabilidad y la lucha contra el terrorismo transfronterizo», declaró el escritor, quien añadió que «el intercambio de visitas recientes al más alto nivel marcó un punto de inflexión decisivo en la visión diplomática de Mauritania».

También recordó las memorables posiciones históricas de Argelia, a menudo ignoradas, a favor de Mauritania a lo largo de las etapas de su construcción nacional, en un momento en que aumentan los intentos de ocultar las opciones soberanas de Mauritania y los ataques contra sus relaciones con Argelia, a través de una prensa oscura y sus mecanismos de desinformación. Señaló que la reapertura y actualización de este artículo están motivadas no solo por los recientes acontecimientos geopolíticos, sino también por la necesidad de reafirmar que el rumbo sigue siendo el mismo: Argelia es y seguirá siendo una opción estratégica esencial para Mauritania, independientemente de las protestas de los trabajadores asalariados.

Al respecto, Mohamed El Yakoub afirmó que las visitas intercambiadas entre los dirigentes argelino y mauritano al más alto nivel «han despertado el resentimiento y el rencor de muchas almas enfermas y espíritus maliciosos».

En el contexto de las campañas de desinformación dirigidas contra Argelia, el autor recordó campañas similares llevadas a cabo en 2006, «por instigación de partidos descontentos con el acercamiento entre los dos países», subrayando que Argelia y Mauritania forman, antropológica, geográfica e históricamente, un único espacio unido.

También recordó «el recurso de Mauritania a Argelia para el establecimiento de sus sistemas de gestión administrativa, educativa, judicial y económica durante los primeros años de su independencia, en un momento en que Marruecos se negaba a reconocer a Mauritania y la consideraba parte integrante de su territorio, un lamentable error que lamentablemente se está cometiendo hoy en la cuestión del Sáhara Occidental».

En este contexto, Mohamed El Yakoubi elogió el papel esencial de Argelia en la adhesión de Mauritania a la Liga Árabe y su consecución de la independencia económica y financiera, sin olvidar los consejos dados por el difunto Presidente, Houari Boumediène, a su homólogo mauritano, el difunto Moktar Ould Daddah, sobre la nacionalización de las minas de hierro de la MIFERMA (Société des Mines de Fer de Mauritanie), una importante decisión soberana adoptada por Mauritania tras su independencia.

Para el investigador estratégico especializado en las cuestiones del Sahel y el Sáhara, las relaciones entre Argelia y Mauritania tienen la particularidad de estar «libres de presiones y tendencias expansionistas».

En cuanto a la cuestión del Sáhara Occidental, el escritor recordó que Argelia rechaza la expansión marroquí, pide la descolonización del territorio y el acceso del pueblo saharaui a su derecho a la autodeterminación, al tiempo que rechaza «el desastroso acuerdo de Madrid» que dividió el Sáhara Occidental entre Mauritania y Marruecos.

Según el escritor, una de las principales razones por las que Argelia es el objetivo del «nuevo eje de infiltración regional» es su compromiso con el acuerdo para la paz y la reconciliación en Malí firmado en 2015 bajo sus auspicios, que constituye el único marco internacional reconocido para la resolución del conflicto en el norte de Malí, indicando que su posición de principio se refiere a la legalidad internacional y a los compromisos de la ONU.

Esta postura debe haber «molestado a ciertos partidos, encabezados por Marruecos, que, aprovechándose de la vulnerabilidad y la debilidad de los frágiles sistemas que forman la llamada Alianza de Estados del Sahel (AES), intentan comprometer este acuerdo y abrir la vía a agendas militares extranjeras, cuyo objetivo no es solo la desestabilización de la región, sino también la reconfiguración de los mapas de las zonas de influencia en la región sahelo-sahariana en detrimento de sus pueblos y sus Estados», señaló. (SPS)