FOTO. I Conferencia Internacional sobre Víctimas Africanas del Terrorismo en Rabat
Basado en el artículo de Ryad Hamadi Le Maroc tente de faire de l’ombre à l’Algérie et récolte un flop — publicado en TSA — Tout Sur l’Algérie
La pugna diplomática entre Marruecos y Argelia volvió a inclinarse con claridad esta semana hacia Argel. Mientras la capital argelina reunía a la Unión Africana, a Naciones Unidas y a una amplia representación ministerial del continente en dos acontecimientos de enorme calado —la Conferencia Internacional sobre los Crímenes del Colonialismo en África y la 12.ª sesión del seminario de paz y seguridad del Proceso de Orán—, Marruecos trataba de organizar un evento paralelo para desviar la atención y disputar sin éxito el protagonismo regional.
Tal como expone el periodista Ryad Hamadi en el medio argelino TSA – Tout Sur l’Algérie, la operación marroquí terminó en un “flop” rotundo. Y no es para menos: mientras «toda África estaba representada en Argel», Rabat solo consiguió reunir a un responsable interino de la ONU y a tres países africanos —dos de ellos gobernados por juntas militares sancionadas por la UA— en su Conferencia Africana de Víctimas del Terrorismo. Un contraste que revela, una vez más, el aislamiento real de la diplomacia marroquí cuando se mueve fuera de sus alianzas de conveniencia.
La lectura es evidente. Argelia exhibe un liderazgo continental legítimo, respaldado por instituciones africanas y multilaterales, mientras Marruecos intenta forzar una imagen de influencia que no se sostiene en la realidad. Incluso el tema escogido por Rabat —el terrorismo— subraya la extralimitación de sus pretensiones: la Unión Africana solo le ha confiado el dossier migratorio, reservando a Argelia los asuntos de paz y seguridad. Es en este terreno donde Rabat intenta irrumpir de forma oportunista, buscando capitalizar un espacio que no le corresponde.
Este nuevo episodio también tiene una dimensión que Marruecos quiere ocultar, pero que resulta clave para comprender el tablero regional: la ocupación del Sáhara Occidental. Rabat necesita mostrar fuerza diplomática en África para reforzar su narrativa anexionista y para contrarrestar la firme posición de Argelia y de la mayor parte de la Unión Africana, que siguen considerando el conflicto saharaui un caso de descolonización pendiente. La incapacidad marroquí para atraer a socios africanos de peso evidencia los límites de su estrategia y confirma que el apoyo al derecho saharaui sigue siendo mayoritario en el continente.
En definitiva, el intento de Marruecos por eclipsar los avances diplomáticos de Argelia no solo fracasó, sino que reveló el verdadero alcance de sus ambiciones: proyectar poder sobre África mientras mantiene la ocupación del Sáhara Occidental. La realidad, sin embargo, se impone una y otra vez: ni en el Sahel, ni en el ámbito de seguridad africano, ni en la arena diplomática continental, Rabat logra sostener la imagen que pretende construir. Y cada fracaso refuerza la posición de quienes defendemos que el continente no avalará una solución impuesta al pueblo saharaui.
Origen: Le Maroc tente de faire de l’ombre à l’Algérie et récolte un flop — TSA
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