Mesa de Redacción: Joseba Santamaria
Hoy tocan, como cada año por estas fechas, unas letras para recordar al pueblo saharaui. Podría escribir de cualquiera de nuestras miserias propias –la alta velocidad se está convirtiendo en un serial entre chusco y apasionante–, o las más cercanas como la condonación de la deuda por valor de casi 83.000 millones a todas las comunidades autónomas del régimen común, es decir a todas menos a Navarra y la CAV que mantienen sus regímenes forales. U otra vez del caos en el que navegan malamente la alta política y la economía global. Pero es tiempo de recuerdo para el pueblo saharaui, uno de esos pueblos olvidados como los rohingya, afganos, sirios, libios, africanos, yemeníes, kurdos, sudaneses, iraquíes, asiáticos, palestinos, hondureños, guatemaltecos, mexicanos, ahora ucranios… y otros muchos más abandonados.
A aquella primera traición franquista, le siguieron todas las demás: la de Juan Carlos de Borbón y Felipe González, primero, y a partir de ahí las de los sucesivos gobiernos de PSOE y PP y ahora también del PSOE de Sánchez y de sus socios. Y de Francia y EEUU con el entusiasta apoyo del sionismo supremacista de Israel. No se trata de geopolítica, sino de neocolonialismo, expolio y robo al pueblo saharaui con la complicidad, una vez más de, nuestro democrático Occidente. Para colmo, la ineptitud política de Albares halagando sumisamente al sátrapa Mohamed VI que dirige con mano de hierro y violencia los destinos de la zona desde Rabat.
No sólo contra los saharauis, también contra la resistencia cultural del Rif o contra las protestas por la desigualdad social y la pobreza en el país. Todavía hoy, cerca de 200.000 personas siguen abandonadas en el desierto y refugiadas en los campos de Argelia y en los territorios liberados y decenas de miles más perseguidas, encarceladas y sometidas a la violación sistemática de derechos humanos en las zonas ocupadas. No olvidarlos.
Origen: No olvidarlos