Amigas y Amigos del Sáhara (ANAS) recibe el haba de oro por coordinar el programa ‘Vacaciones en Paz’, que permite que un centenar de txikis pasen el verano en Navarra con familas de acogida
Hosein Embarek tiene bajos los glóbulos blancos. Corre el riesgo de padecer infecciones, trastornos y enfermedades con asiduidad porque en su casa ni siquiera le pueden garantizar un paracetamol.
Zaka Moolud ya no le duele la cabeza de continuo, ha recuperado un ojo gracias a una prótesis ocular y, tras cinco operaciones en el pie, vuelve a andar, correr y montar en bicicleta. Estos son solo dos de los centenares de casos en los que la Asociación Navarra Amigas y Amigos del Sáhara (ANA) ha cambiado el presente y el futuro de los txikis saharauis.
Ayer, esta labor altruista, solidaria e internacionalista que realizan desde 1997 tuvo recompensa: el Haba de Oro, un galardón entregado por la Asociación Cabalgata de Reyes Magos y el Ayuntamiento de Pamplona que reconoce a las personas o entidades que trabajan por los menores desfavorecidos.
“Cuando nos llamaron nos pusimos muy nerviosos. No nos lo podíamos creer, todo el rato con la lágrima en el ojo. Es un momento que no olvidaremos jamás. Este reconocimiento nos empuja a seguir esforzándonos por estos niños y niñas hasta que podamos bañarnos juntos en las playas de un Sáhara libre”, desearon el presidente de ANA, José Ochoa Segura, y la responsable del programa Vacaciones en Paz, Carol García.
La asociación cuenta con cinco proyectos –salud, apoyo alimentario, educación, apoyo administrativo y ruedas y baterías– con los que ayudan al medio millón de saharauis que malviven en los campamentos de refugiados de Tinduf.
La institución dispone de un equipo de cooperantes especializados en atención primaria y en salud mental que forman al personal sanitario local, suministran medicamentos y material sanitario, realizan labores de mantenimiento en los hospitales de Aaiun y Tifariti, reparten alimentos básicos –arroz, aceite, azúcar, lentejas y leche infantil para paliar la malnutrición que sufren los bebés–, fortalece el sistema educativo a través del Centro Pedagógico Haminetu Haidar, dotan de ruedas y baterías a los vehículos que reparten comida y a los camiones cisterna que transportan agua potable… “Están en unas condiciones muy precarias, les falta hasta lo más básico”, lamentan Carol y José.
“Siempre nos dicen lo mismo, que no les olvidemos. El pueblo saharaui necesita ayuda humanitaria, social y política para resolver esta guerra silenciada. Cada día mueren personas en el frente”, incidió José.
El alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, reafirmó el compromiso de la ciudad y de la Comunidad Foral con la causa saharaui: “Iruña es tierra de acogida. La solidaridad es la convicción de que nadie debería ser condenado a la pobreza, al exilio y al olvido por decisiones estrictamente políticas”.
Vacaciones en Paz
En verano, cuando en los campamentos de refugiados se alcanzan los 62ºC, la asociación pone en marcha el proyecto Vacaciones en Paz. Un centenar de niños y niñas saharauis se alejan de las duras condiciones del desierto y pasan la temporada estival en Navarra con familias de acogida.
“Les damos dos meses de esperanza, paz y vida. Les hacemos revisiones médicas que pueden cambiarles su presente y su futuro”, defiende Carol.
Asiron describió el proyecto Vacaciones en Paz como un “salvavidas” que les ofrece un “entorno seguro, cariñoso y solidario y la posibilidad de disfrutar de algo tan esencial como es vivir la infancia en paz”, señaló.
La Asociación Navarra Amigas y Amigos del Sáhara reconoció que el trabajo que realizan no sería posible sin el apoyo de la Delegación Saharaui en Navarra y dedicó el Haba de Oro a las familias que cada verano acogen a estos niños y niñas y a las “valientes” madres biológicas que “nos dejan en nuestras manos lo más preciado que tienen, sus hijos e hijas”, halagó Carol.
18 quilates
El premio consiste en la reproducción en oro macizo de 18 quilates de un haba del tamaño aproximado de una nuez con un peso de alrededor de 50 gramos. El diseño lleva engastado tres brillantes que representan a Melchor, Gaspar y Baltasar. Además, el premio lleva aparejado la concesión de 2.000 euros.
Origen: Pamplona no se olvida de los niños y niñas saharauis