Ambos conflictos, en los que el Gobierno de Sánchez ha actuado con dos caras, tiene muchos paralelismos. Una de las coyunturales en la actualidad es el nivel de violencia ejercida en Oriente Medio.
«Lo que vale para Palestina, aunque en esto no estamos de acuerdo, vale para el Sáhara Occidental». El portavoz de Sumar en el Congreso, Íñigo Errejón, le dijo esto a Pedro Sánchez la pasada semana en el Congreso de los Diputados. Desde el espacio que lidera Yolanda Díaz le recuerdan a los socialistas que el derecho internacional y la ONU se posicionan de forma clara respecto al conflicto saharaui.
Poco después de esa intervención, el ministro de Exteriores José Manuel Albares, diferenció la situación de ambos conflictos. «Lo que toca al Sáhara Occidental se encuentra en las Naciones Unidas. Respaldamos la labor del secretario general y su enviado especial con las partes. No avanzamos lo que él haga o deje de hacer. Esperamos que pueda avanzar en la solución», afirmó en una entrevista realizada en Onda Cero.
En cambio, apuntó que «distinta es la situación de Palestina» porque ahí se habla de un reconocimiento. «No es una situación que se encuentre centrada en Naciones Unidas sino que cada país tiene que tomar una decisión soberana y España la va a tomar con el reconocimiento», añadió en la misma entrevista.
La realidad es que entre ambos conflictos, en los que el Gobierno de Sánchez ha actuado con dos caras, tiene muchos paralelismos. También, obviamente, diferencias. Una de las coyunturales en la actualidad es el nivel de violencia ejercida en Oriente Medio. Israel bombardea de forma recurrente y contundente la franja de Gaza. Desde los ataques de Hamás en octubre la escalada ha provocado el asesinato de más de 30.000 personas en los territorios palestinos.
El pueblo saharaui y su representante legítimo ha optado durante décadas por la vía pacífica. Solo desde 2020 se ha retomado la lucha armada tras la ruptura del alto al fuego por parte de Marruecos. Se trata de una guerra de menor intensidad que el reino de Mohamed VI ha tratado de silenciar.
Como denuncian numerosas organizaciones internacionales, los saharauis que viven en los territorios ocupados por Marruecos sufren continuas violaciones de los Derechos Humanos. Activistas como Aminetu Haidar o Sultana Jaya o periodistas saharauis son perseguidos por las fuerzas marroquíes.
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