Por Sato Díaz
Coordinador de Política. PÚBLICO.
RESUMEN LECTURA: El texto subraya la fuerza simbólica y cultural del FiSahara como espacio de resistencia en medio del exilio saharaui, recordando que no es un «milagro» sino el resultado de décadas de organización popular y apoyo internacional. A través de ejemplos como Vetusta Morla, Pepe Viyuela o Nora Cortiñas, el artículo conecta el arte, la memoria y la lucha política en un territorio marcado por el muro militar marroquí y por medio siglo de desposesión. Frente a ese panorama, el festival aparece como un acto de afirmación colectiva: demuestra que el cine, la música y la cultura pueden desafiar el olvido y mantener viva la identidad saharaui incluso en uno de los lugares más áridos del planeta.
En la segunda mitad del artículo, el foco se desplaza al terreno diplomático: la resolución 2792 del Consejo de Seguridad, presentada como ambigua y orientada a legitimar la propuesta marroquí de autonomía, supone un retroceso político para las aspiraciones independentistas saharauis. Sin embargo, el texto destaca que incluso esa resolución mantiene —aunque debilitado— el principio de autodeterminación, lo que impide a Marruecos imponer unilateralmente la anexión. En este contexto de presión internacional y creciente normalización del discurso marroquí, la respuesta saharaui sigue pasando por la diplomacia, la resistencia social y la movilización, como recuerda la convocatoria de manifestación en Madrid el próximo 15 de noviembre, coincidiendo con los 50 años de los Acuerdos Tripartitos.
- «Este festival es un milagro».(Nora Cortiñas, al llegar al FiSahara frente al muro marroquí).
- «El Sáhara era un territorio pendiente de descolonizar y el pueblo saharaui debía decidir su futuro político mediante un referéndum de autodeterminación».(Recordatorio del dictamen de la Corte de La Haya).
- «Sin condiciones previas, tomando como base la propuesta de autonomía de Marruecos».(Fragmento clave —y contradictorio— de la resolución 2792 del Consejo de Seguridad).
- «La autonomía, según el Consejo de Seguridad, tiene que ser una de las posibilidades, pero, ¿cuáles son las otras opciones?»(Pregunta central que plantea el texto).
- «El sábado 15, una manifestación recorrerá las calles del centro de la capital desde Atocha hasta Sol.»(Llamamiento final a la movilización solidaria en Madrid).
TEXTO DEL ORIGINAL: Cuando Vetusta Morla arrancó el estribillo («lalalalalala…») de Saharabbey Road en el campamento de población refugiada saharaui de Dajla, el público rompió a bailar como acto de resistencia. Era octubre de 2016. Algunos integrantes de la banda habían participado años atrás en un programa de enseñanza musical a niñas y niños saharauis y tomaron prestado el estribillo de una canción popular del desierto. Un año antes, Pepe Viyuela desafiaba la gravedad y se enredaba en una escalera, como suele hacer en sus shows, con la salvedad de que, en esta ocasión, tras él se encontraba el muro que divide el Sáhara Occidental en dos, los territorios liberados y los ocupados por Marruecos, donde hacen guardia miles de soldados marroquíes y se esconden millones de minas antipersonas. Nora Cortiñas, la cofundadora de las Madres de la Plaza de Mayo argentinas, bajaba con cuidado una duna de arena para no tropezarse antes de pronunciar: «Este festival es un milagro».
El Festival Internacional de Cine del Sáhara (FiSahara) puede parecer un milagro, pero no lo es. El esfuerzo titánico de un equipo mixto de españolas y saharauis lo levanta a pulso desde hace años y consigue que el cine pueda llegar como arma de resistencia y liberación a una de las zonas más inhóspitas del planeta, la Hammada argelina. No es un milagro, como tampoco lo es que, donde solo había arena, el Frente Polisario construyera hace 50 años un Estado en el exilio: hospitales, escuelas, dispensarios farmacéuticos… Las mujeres, durante la guerra que el Frente Polisario libró contra Marruecos desde 1976 a 1991, se convirtieron en el alma de una sociedad que tuvo que huir de su país bajo las bombas y que levantó de la tierra un mar de haimas.
Hoy se celebra en Madrid otra edición de FiSahara, la número 22 (18 se han celebrado en los campamentos y cuatro en Madrid). Se cumplen estos días 50 años de la Marcha Verde (Marcha Negra para el pueblo saharaui) y de los Acuerdos Tripartitos de Madrid entre España, Marruecos y Mauritania por los cuales el Estado español intentó desvincularse del Sáhara y ceder la soberanía a los otros dos estados. Basta decir que esos acuerdos no cedieron soberanía ni fueron conformes a la legalidad. La Corte de La Haya ya se había pronunciado: el Sáhara era un territorio pendiente de descolonizar y el pueblo saharaui debía decidir su futuro político mediante un referéndum de autodeterminación. Medio siglo después, Donald Trump ha intentado poner fin al conflicto plegándose a la tesis de Marruecos e imponiendo una resolución al Consejo de Seguridad de la ONU que pretendía reconocer la anexión del territorio saharaui. Pero, ¿lo ha conseguido? Veamos.
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