Nuevamente y van ya unas cuantas veces, Pedro Sánchez sorprende a propios y extraños con una decisión unipersonal difícilmente entendible por el común del ciudadano.
El acuerdo sobre el Sahara, cuyos términos aún no se conocen, con el sátrapa alauita de Marruecos Mohamed VI, pega un volantazo a la política de nuestro país en este tema durante los últimos casi 50 años.
Esa decisión, parece que ignorada por el resto del gobierno, ha enfadado a su socio Unidas Podemos, a los apoyos de investidura y ha desconcertado a unas bases socialistas acostumbradas al apoyo incondicional a las reivindicaciones del pueblo saharaui.
Apoyo reflejado negro sobre blanco en las resoluciones aprobadas en los últimos congresos del partido, con la presencia por cierto de una delegación de este pueblo.
“Promoveremos la solución del conflicto del Sahara Occidental a través del cumplimiento de las resoluciones de las Naciones Unidas que garantizan el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Para ello trabajaremos para alcanzar una solución del conflicto… respetuosa con el principio de autodeterminación del pueblo saharaui…”, decía la última.
Sería imperdonable que al final pasaras a la historia como el que abrió la puerta del gobierno a la derecha más extrema de la historia democrática y a la extrema derecha
Como se dice coloquialmente “blanco y en botella”, dos veces reflejado ese derecho que ahora cercenamos, en un acuerdo alcanzado con nocturnidad y alevosía, ahora nos enteramos que después de dos conversaciones con EE.UU. impulsores de este acto.
Los americanos, de nuevo los americanos. Otra vez detrás de temas que afectan a un país europeo siempre la larga sombra del policía del mundo. ¿O debemos decir el dueño del mundo, al menos de esta parte de él?
¿Jugada genial o traición? Para responder a esta crucial pregunta deberíamos exigir a Pedro Sánchez que explique con pelos y señales en qué consiste el acuerdo, por qué motivo se rompe nuestra tradicional amistad y apoyo al pueblo saharaui y por último a cambio de qué se produce ese cambio anti natura.
Sánchez debe esta información al resto de partidos, se los debe a sus socios de gobierno e investidura y por último a sus propias bases socialistas y sus votantes ahora entre perplejas e indignadas.
¿Ha sido como se ha filtrado interesadamente para garantizar por parte de Marruecos un control mayor de la emigración? ¿A cambio de que no sigan reivindicando Ceuta y Melilla? ¿Para permitir que pase el gas argelino por sus tierras?
Demasiadas preguntas y ninguna respuesta, por cierto abriendo el riesgo de que el enfado de Argelia por no haber sido informado tenga consecuencias negativas para su suministro.
Resulta al menos curioso que haya coincidido con un momento especialmente complejo, con la oposición en pleno tránsito a un nuevo liderazgo, con una guerra terrible en Europa y una crisis con los precios de los carburantes que ha provocado una huelga de transportistas que amenaza el suministro a la población.
No parecía el instante más adecuado, pero ya sabemos que a él le gustan las sorpresas y se fía mucho de su suerte que hasta ahora le ha sonreído.
Como se señala en los carteles de tráfico por estos lares, cuidado Sánchez, “Kontuz” no te vaya a fallar ahora y por exceso de confianza acabes cayendo por el precipicio por haber arriesgado demasiado, arrastrando contigo a toda la izquierda social y política de este país.
Sería imperdonable que al final pasaras a la historia como el que abrió la puerta del gobierno a la derecha más extrema de la historia democrática y a la extrema derecha. Pero con actuaciones como esta circunstancia parece cada vez más probable.
“Kontuz” Pedro Sánchez, “Kontuz”.
Veremos…
Origen: Sáhara: ¿jugada maestra o traición?