
León, el hombre fuerte de Zapatero, tuvo que salir de la escena pública envuelto en un escándalo.
Madrid (ECS). – El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ya se plantea un nuevo nombre como nuevo embajador en Rabat: Bernardino León, el que fuera confidente del ex presidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero.
La embajada en Marruecos, es uno de los lugares más delicados para España en estos momentos, y Sánchez pensó en un hombre que tuvo que dejar la escena pública en medio de una fuerte polémica. León, según la prensa española, se vio envuelto por una gran nube de polvo en 2015. La polémica surgió cuando trascendió un posible caso de conflicto de intereses en los últimos meses de la gestión de Bernardino León, quien había trabajado en la oficina pública durante más de dos décadas en puestos en España, en la UE y la ONU.
La noticia la dio a conocer The Guardian, que señaló que Bernardino León había negociado los términos de un nuevo puesto como director de la Academia de Diplomacia de los Emiratos Árabes Unidos mientras seguía siendo enviado especial de la ONU, puesto para el que, inicialmente, llevaba un año contratado.
The Guardian citó una serie de documentos privados, incluidos correos electrónicos que el diario atribuyó al diplomático, que reflejaban las acciones tomadas y algunas de las condiciones económicas de su futuro cargo en Abu Dhabi. Esta dedicación, según el diario, puso en duda la imparcialidad de León: los Emiratos Árabes Unidos mantenían intereses en el conflicto libio. Según The Guardian, Bernardino León negoció un contrato de 35.000 libras mensuales (casi 50.000 euros) con los Emiratos Árabes, sin dejar de ser representante especial en el Consejo de Seguridad para Libia. León dijo que no había ningún conflicto de intereses pues ya había anunciado su intención de dejar este cargo en Naciones Unidas.
Sánchez ya propone sustituir al actual embajador en Marruecos, Ricardo Díez-Hochleitner Rodríguez, designado desde junio de 2015 como embajador de España en Marruecos, por Bernardino León. Díez-Hochleitner fue anteriormente embajador de España ante la OCDE.
Los movimientos se producen después de que Mohamed VI expresara su deseo de iniciar «un nuevo paso sin precedentes» entre Marruecos y España. Y, la primera consecuencia de esta flexibilización ya tiene nombre: el de la embajadora marroquí, Karima Benyaich, a quien Mohamed VI pretende devolver a la legación madrileña, según publicó hace unos días un medio marroquí vinculado a los servicios del país alauí, que cita «fuentes muy fiables». Indican que la primera tarea de Karima Benyaich será la organización de la Reunión de Alto Nivel (RAN) entre los dos países.
El embajador de Marruecos en Madrid fue convocado a consultas el pasado 18 de mayo en medio de una crisis diplomática con España tras la llegada de una avalancha de más de 10.000 inmigrantes a Ceuta procedentes del país marroquí.
El citado medio marroquí, Rue20, que cita «fuentes muy fiables», ha destacado que el regreso de Benyaich se producirá «en unos días». Las fuentes consultadas por los citados medios vinculados a los servicios secretos marroquíes indican que la primera tarea del embajador marroquí será la organización de la Reunión de Alto Nivel (RAN) entre los dos países, prevista para el pasado mes de diciembre, pero que fue aplazada por la pandemia inicialmente hasta febrero o marzo y aún no se ha celebrado.
Las palabras de Mohamed VI, que habló de una «crisis sin precedentes» en las relaciones, fueron vistas como un gesto de distensión dentro del gobierno. El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acogió con satisfacción el discurso del Rey de Marruecos, destacando que “sobre la confianza, el respeto y la colaboración presente y futura, podemos construir una relación sobre bases mucho más sólidas que las que hemos tenido hasta ahora ”.
La crisis estuvo motivada inicialmente por la recepción en España el pasado mes de abril del presidente saharaui Brahim Ghali, por motivos humanitarios para buscar tratamiento por el COVID-19. Marruecos lo criticó por no haber sido notificado con anticipación, como sería conveniente entre países amigos y, tras una escalada de críticas, el 17 de mayo autorizó la invasión masiva de inmigrantes ilegales en Ceuta.
En consecuencia, la entonces canciller Arancha González Laya convocó a la embajadora al ministerio para exigir explicaciones al día siguiente, luego de la cual fue citada a consultas.