La cooperación militar entre Israel y Marruecos da un nuevo salto cualitativo. Según revela Africa Intelligence (02/09/2025), altos mandos de las Fuerzas Armadas Reales (FAR) han viajado recientemente a Israel para asistir, de forma discreta, a presentaciones de empresas armamentísticas. Estos encuentros se han multiplicado en los últimos meses, confirmando que el eje Rabat–Tel Aviv avanza con fuerza en materia militar y de seguridad, a pesar del rechazo popular y del contexto de guerra en Gaza.
A comienzos de agosto, una delegación del alto mando marroquí fue invitada por la Dirección de Investigación y Desarrollo del Ministerio de Defensa israelí (Mafat). Bajo la supervisión del general Daniel Gold, conocido por sus proyectos de misiles y drones, la Mafat organizó demostraciones con compañías punteras de la industria militar israelí. Entre ellas se encontraban Israel Aerospace Industries (IAI), uno de los grandes conglomerados públicos del sector; Sentrycs y D-Fend Solutions, especializadas en lucha antidrones; y Smart Shooter, fabricante de armas ligeras. El objetivo declarado es abrir la puerta a adquisiciones directas y a futuros proyectos conjuntos en campos tan sensibles como la inteligencia artificial y la ciberseguridad militar.
El viaje no fue un hecho aislado. En marzo de este año otra delegación marroquí ya había visitado Israel, bajo la dirección del Sibat, el organismo de cooperación internacional del Ministerio de Defensa israelí. En esa ocasión, los oficiales marroquíes conocieron de cerca la oferta de compañías como Elbit Systems o Steadicopter. Semanas después, la dinámica se repitió en sentido contrario: empresas israelíes fueron recibidas en Marruecos para continuar las conversaciones, siempre bajo la supervisión del jefe del Estado Mayor de las FAR, general Mohammed Berrid.
Estos intercambios constantes forman parte del marco de acercamiento militar y diplomático abierto en 2020, tras la normalización de relaciones entre ambos Estados. Desde entonces, Marruecos no solo ha comprado material israelí —como drones de combate y sistemas de vigilancia—, sino que ha iniciado proyectos de producción en su propio territorio. Un caso emblemático es la prevista línea de ensamblaje de drones BlueBird Aero Systems, que convertirá al reino alauí en plataforma regional de fabricación de tecnología militar israelí.
La colaboración se exhibe ya con mayor transparencia. En mayo, Israel envió una delegación militar a Marruecos para participar en el ejercicio African Lion, bajo el mando del Africom estadounidense, con la presencia de una veintena de países. Aunque la opinión pública marroquí mantiene fuertes críticas hacia Tel Aviv por la ofensiva en Gaza y la represión contra el pueblo palestino, las autoridades de Rabat no solo mantienen, sino que refuerzan sus lazos con el complejo militar-industrial israelí.
La intensificación de esta cooperación plantea interrogantes de gran calado. Para Marruecos, supone un acceso privilegiado a tecnologías de punta que refuerzan su capacidad de control interno y de ocupación en el Sáhara Occidental. Para Israel, es una oportunidad estratégica de expansión en el Magreb y el Sahel, consolidando su presencia militar en un espacio geopolítico clave. Todo ello bajo el paraguas de Estados Unidos, que ve con buenos ojos la alineación de sus dos aliados en el norte de África y Oriente Próximo.
Lejos de ser meros acuerdos técnicos, estas operaciones representan una alianza política y militar con graves consecuencias regionales. La militarización acelerada de Marruecos con armamento israelí amenaza con profundizar la inestabilidad en el Magreb, reforzar la ocupación ilegal del Sáhara Occidental y perpetuar la impunidad frente a las violaciones de derechos humanos.