(…) La primera vez que estuve allí, en la diáspora de Tinduf, me llamaron la atención aquellas construcciones de forma circular, no demasiado apartadas de las casas. Ruinas del futuro. Corrales de cabras levantados con chatarra. Los animales se acercaron. Husmeaban ansiosas por los huecos de la herrumbre. Busqué alrededor. No había nada, ni un troncho...