El enviado de la ONU, Horst Koehler no ofreció explicaciones sobre el abrupto final de las conversaciones y limitó a declarar que todos los representantes se “comprometieron abiertamente y con un espíritu de respeto mutuo”. Los esfuerzos de la ONU para resolver el conflicto en el Sáhara han fracasado constantemente. El diálogo de esta semana en Ginebra ha sido el primero de esta naturaleza en seis años.
Marruecos solo ha ofrecido autonomía al Sáhara, un territorio escasamente poblado pero que tiene ricas aguas de pesca y depósitos de fosfato, y también puede tener reservas de petróleo y gas. El Polisario, que emprendió una lucha hasta un alto el fuego en 1991, lo rechaza y quiere un referéndum, con la independencia del Sahara como una de las opciones.
El ministro de Exteriores de Marruecos, Nasser Bourita, ya adelantó que un referéndum de autodeterminación para el Sahara está “totalmente fuera” de la mesa de negociación.
El negociador del Polisario, Jatry Adouh, explicó que la solución más democrática era permitir que las personas elijan entre las opciones ofrecidas por un referéndum que Naciones Unidas apoyó en 1991.
En una declaración, el Polisario elogió el apoyo de la Unión Africana y Naciones Unidas, pero criticó a la Unión Europea por “los esfuerzos constantes, ilegales e inflexibles para lograr acuerdos comerciales con Marruecos, que incluyen el territorio del Sáhara Occidental, en violación de los fallos del Tribunal de Justicia Europeo”.