Tesh Sidi ya es diputada, aunque en el documento que lo acredita no figura ese sobrenombre. Para la Junta Electoral Central es Teslem Andala Ubbi, el nombre que aparecía en la papeleta de Sumar en las elecciones generales del 23J. Pero tampoco se llama así. «Me llamo Teslem Sidi Hamudi», aclara a El HuffPost en una cafetería del centro de Madrid horas después de recoger la credencial. La confusión nominal es solo un detalle en una vida plagada de interrupciones y reinicios.

Nació hace 29 años en el campo de refugiados de Auserd, uno de los cinco que conforman Tinduf, en el inhóspito desierto argelino. Allí sobreviven alrededor de 173.000 saharauis, según ACNUR, después de que Marruecos ocupara buena parte del Sáhara Occidental en 1975, que fue provincia española hasta 1976. La población total de saharauis se sitúa en torno al medio millón de personas repartidas por todo el mundo.

 

Crecí en unos valores incuestionables e inquebrantables

De su infancia, aparte de la ausencia de luz eléctrica, Sidi rememora cómo transitó por diferentes modos de vida entre Tinduf, Mauritania y las zonas liberadas de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), aquellas que Marruecos no ha ocupado. «Mi abuela era de las que se fueron exiliadas a Mauritania. Era una familia de ganaderos y me crie ahí desde los tres años hasta casi los ocho», narra Sidi. De aquella época, la diputada define su estilo de vida como «primitivo», «sin propiedad privada» y nómada.

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