Belén Cueva y Jeny Berros son dos de las madres de acogida de las más de setenta familias que, cada verano en Asturias, abren sus casas y sus vidas para acoger a niños y niñas de entre ocho y doce años, procedentes de los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia). Lo hacen gracias al programa Vacaciones en Paz que en Asturias lleva desarrollándose más de treinta años, gracias primero a Cruz Roja y después a la Asociación Vacaciones en Paz.
Además de madre de acogida, Belén es la coordinadora de la asociación, a la que llegó cuando su hijo Borja era pequeño y reclamaba incesantemente la llegada de un hermano o hermana a la familia. La enfermedad por la que había pasado su madre le impedía tener hijos y a través de una charla en Noreña, la localidad en la que vivían, Belén supo de la existencia de este programa que en Asturias es posible gracias también a la Asociación Asturiana de Solidaridad con el Pueblo Saharaui, en colaboración con la Delegación Saharaui en Asturias.
De esto hace ya 32 años, durante los cuales Belén y su familia, ahora Belén sola (su marido y su hijo fallecieron hace siete años) han acogido cada verano, durante los meses de julio y agosto, a niñas y niños saharauis que el resto del año viven en los campamentos argelinos y que aquí en Asturias pueden, huyendo de abrasadores veranos a 52 grados, realizar revisiones médicas rutinarias, mejorar sus condiciones nutricionales, aprender o perfeccionar el español o establecer vínculos entre familias saharauis y españolas, entre otras cosas.
A sus 70 años, Belén confiesa que se acerca el momento de ceder el testigo en las acogidas porque los años empiezan a pesar, si embargo, aunque eso acabe sucediendo, nunca cerrará las puertas de su casa a ningún niño que se quede sin familia asturiana para venir en verano, por las circunstancias que sean.
Aunque vengan a Asturias a pasar los veranos y salgan a estudiar al extranjero, casi todos vuelven a los campamentos a vivir, es donde está su familia y sus raíces
Por la casa de Belén han pasado un total de 13 niños y niñas a lo largo de todos estos años, algunas, hasta la han hecho abuela. Y es que el primer niño que estuvo en Noreña hace más de tres décadas, Bachir, tiene ahora ya 46 años. Con prácticamente todos ha seguido en contacto, pues esta incansable defensora de los derechos humanos, ha visitado los campamentos casi todos los años. “A algunos de mis niños no les he podido ver porque están estudiando fuera”. Una de las niñas que pasó sus veranos de infancia en casa de Belén está ahora en Tailandia estudiando el bachillerato internacional y otro, también estudiando, en Moscú.
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Origen: Un oasis asturiano para los niños y niñas saharauis de los campamentos de refugiados de Tinduf