Más de 100 académicos e investigadores internacionales han pedido al presidente Emmanuel Macron que «corrija» la posición de Francia a favor del derecho del Sáhara Occidental, y subraya que Francia tiene una «pesada» responsabilidad en la descolonización de este territorio ocupado por Marruecos-
Señor Presidente, el 27 de febrero del 2018, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en su sentencia sobre los acuerdos de pesca entre UE y Marruecos recordó de la manera más clara la ausencia de soberanía del estado marroquí tanto sobre el territorio del Sáhara Occidental como sobre sus aguas adyacentes, y reafirmó el derecho imprescindible del pueblo Saharaui, representado por el Frente POLISARIO, a determinar libremente cómo administrar sus recursos naturales. Esa sentencia que impedirá, de ahora en adelante, a los estados miembros de la UE importar productos (agrícolas, de pesca, mineros…) originarios de este territorio no autónomo para las Naciones Unidas, no hace más que enfatizar la urgencia de un proceso pacífico de descolonización de este territorio, conforme a la resolución 1514 (XV) de la ONU, esperada desde la salida de España, en febrero 1976.
Sin embargo, en este proceso, Francia apoya ante el Consejo de Seguridad, cada año en el mes de abril, la posición de Marruecos, que se opone a la ampliación del mandato de la misión de mantenimiento de La Paz de las Naciones unidas (MINURSO) para incluir la observación de la situación de los derechos humanos y la preparación de un referéndum de autodeterminación, primer objetivo del cese de fuego de 1991, exigido por las mismas Naciones Unidas desde 1966. Esa posición francesa permite al estado marroquí – considerado hasta hoy por la ONU, la OUA y la UE como potencia ocupante del Sáhara Occidental desarrollar su política de colonización, favoreciendo desplazamientos de poblaciones originarias de Marruecos, encarcelando y juzgando presos políticos saharauis en el territorio marroquí: dos violaciones evidentes (entre otras) del derecho internacional y del derecho humanitario internacional.
El Estado Francés volvió a destacarse el pasado 12 de febrero con su actitud inaceptable cuando dos abogadas francesas que representan a 19 presos saharauis, condenados en 2017 durante un simulacro de juicio a penas muy severas, hasta la reclusión a perpetuidad ( grupo llamado de Gdeïm Izik ), quisieron visitar a sus clientes, en el normal ejercicio de sus funciones, para informarse de su salud, y fueron arrestadas a su llegada a Marruecos y expulsadas, sin que la Embajada de Francia en Rabat haya considerado necesaria su intervención. A raíz de ese evento, uno de los presos, Naama Asfari, a cuya esposa se le negó durante más de 18 meses el derecho de visita, fue inmediatamente puesto en un calabozo separado, lo que motivó una huelga de hambre entre otros presos del grupo. Esa huelga provoca una gran inquietud entre los observadores de los derechos humanos quienes, afortunadamente, siguen vigilando su situación.
Esa última tragedia, avalada por el Estado Francés, es un argumento más a favor de la ampliación del mandato de la MINURSO a la observación de los derechos del hombre en el Sáhara Occidental, esto mismo que, desde hace muchos años, piden las autoridades saharauis, y las organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos. Se observa una escalada de la represión por parte de las autoridades marroquíes, y al mismo tiempo, desde hace algunos años, es obvio que se va cerrando el territorio: las misiones de los observadores internacionales, abogados, representantes públicos, periodistas, activistas defensores de los derechos humanos, investigadores, académicos, cual sea su nacionalidad, son más y más frecuentemente intimidados o expulsados por las fuerzas policiacas marroquíes.
Sólo la organización de un referéndum de autodeterminación podrá acabar con la colonización de ese territorio, ayer por España (que sigue siendo potencia administradora de jure por la ONU) y hoy por Marruecos. Esa colonización se manifiesta a través de la presencia masiva dentro de las principales ciudades de ese territorio de las fuerzas policiacas y militares marroquíes, encargadas hoy en día de asfixiar cualquier movimiento saharaui de protesta, aunque sea pacífico. Esa colonización se caracteriza de otro lado por la explotación sin tapujos de los recursos naturales del territorio, especialmente los fosfatos y las reservas de pesca, las riquezas más codiciadas del Sáhara Occidental. El tercero aspecto de esa colonización se distingue por una política voluntarista de desplazamiento de poblaciones, desequilibrando rápidamente la sociología del territorio. Finalmente, la colonización planifica la aculturación de la sociedad saharaui, reduciendo a mero folclor la cultura local específica, sin poder esconder un movimiento más subterráneo, especialmente al nivel escolar, de discriminación de esa misma cultura.
Señor Presidente, ¿cómo entender que el estado francés reivindique desde unos años un papel mayor en el mantenimiento del orden político regional en el Sáhara-Sahel, especialmente por la operación Barkhane y por el G5 Sahel, postergando al mismo tiempo la aplicación del derecho internacional en el Sáhara Occidental? ¿Cómo se puede calificar la colonización de crimen contra la humanidad ( su propia declaración en Alger en febrero 2017 ) e impedir al mismo tiempo la descolonización de la última colonia en África, lo que piden las Naciones unidas desde 1963, y después la OUA-UA, y la UE? ¿Cómo dar la posibilidad de un referéndum de autodeterminación en Nueva Caledonia el 4 de noviembre del 2018, sin cesar de posponer su realización en otro lugar?
Los firmantes de esa carta piensan que nada puede hoy en día justificar esa posición francesa, sino intereses económicos y geo-strategicos a muy corto plazo, con consecuencias deplorables sobre la estabilidad del Maghreb y la emigración irregular hacia Europa. ¿Cómo la patria de los derechos humanos puede desatender a una población que fue capaz de remitir su futuro entre las manos de la justicia internacional para expresar libremente su derecho a la autodeterminación? ¿Cómo puede el Estado Francés, utilizando toda su influencia en el Consejo de seguridad, condenar indirectamente los refugiados de Tinduf a una nueva década de miseria, destreza y frustración?
Las autoridades saharauis aceptaron de confiarse en la ONU y en una resolución pacífica del conflicto, depositando las armas en 1991, confiando en la promesa de un referéndum de autodeterminación que todavía no se organizó, provocando el creciente sentimiento que las grandes potencias, y especialmente la Francia, traicionaron a los Saharauis. Los jóvenes nacidos en los campamentos de Tinduf ahora cuando legítimamente tratan de inventarse un futuro, no tienen más que la inmigración hacia Europa, ilegal en la mayoría de los casos. Entre ellos más de 400 Saharauis viven en El Centro de Bordeaux, requiriendo un derecho de asilo que Francia no tendría que rechazarlos, siendo uno de los estados más responsable de su desgracia.
La juventud saharaui, que no conoció nada sino el exilio y la ocupación, quiere por fin acceder hoy a la dignidad que su lucha pacífica desde el cese de fuego de 1991 le tendría que otorgar. En la hora que muchos jóvenes, dentro del espacio Euro-Mediterráneo, son capaces de arrojarse en cualquier tipo de extremismo, es el momento de demostrar su valentía política otorgando una posibilidad de futuro a esa juventud que representa la nación saharaui de mañana, educada, y animada por esos valores de libertad, igualdad y fraternidad tan esenciales para la Nación francesa.
Señor Presidente, el Estado francés todavía tiene la oportunidad, tal vez, de rectificar su posición de los últimos años, beneficiando la aplicación del derecho en el Sáhara, si decide tener un papel central en la resolución pacífica del conflicto que corroboré las instituciones internacionales. Por primera vez desde el cese de fuego de 1991 un Europeo es Secretario general de la ONU (Antonio Guterres), y su enviado personal (Horst Kohler) también es un Europeo: eso puede significar una posibilidad inédita para que Europa – y Francia encabezando el movimiento – actúen para contribuir a la finalización del proceso en una zona histórica y estratégicamente vital para ellas. Pedimos entonces al Estado francés cuyo destino usted presida, de inscribir la cuestión del Sáhara Occidental en la agenda de las próximas reuniones del G5 Sahel, y al Estado Marroquí que respete escrupulosamente el derecho internacional y el derecho humanitario internacional, que libere inmediatamente los presos políticos Saharauis, que ratifique una reactivación rápida de un referéndum de autodeterminación, y que entienda que cualquier solución o propuesta tiene que ser estrictamente basada en el derecho internacional.
Si el gobierno francés persiste en alinearse sistemáticamente con la posición marroquí, cancelando así cualquier posibilidad de desempeñar un papel creíble en el proceso de arreglo pacífico y político bajo los auspicios de la ONU, ello podría afectar seriamente el liderazgo europeo que usted, Señor Presidente, desea restablecer para Francia, ya que la Unión Europea no sólo defiende el respecto del derecho en su política interior, sino que también fundamenta su política exterior en el respeto y la aplicación del derecho internacional. SPS 090/099
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