Una cárcel sin barrotes: Marruecos ha expulsado este año a 19 españoles del Sahara por motivos políticos. No quiere periodistas ni observadores. La censura oculta las torturas, palizas y detenciones.

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Marruecos ha expulsado este año a 19 españoles del Sahara por motivos políticos. No quiere periodistas ni observadores. La censura oculta las torturas, palizas y detención.

Las motocicletas se esquivan como pueden en las calles abarrotadas de El Aaiún nocturno. A orillas del océano Atlántico, la capital del Sahara Occidental duerme hasta que cae la noche y baja la temperatura. El bullicio que domina los restaurantes no se concibe por el día, cuando la mayoría de adultos cumple con su jornada laboral. Sin embargo, existe un grupo de ciudadanos que descansa por el día y se moviliza por la noche. Las casas familiares en las que se dan cita se han convertido en refugios contra las intervenciones policiales. Bajo techo y en la clandestinidad, la comunidad saharaui se organiza para que su identidad sobreviva a las vejaciones.

 

 


 «No hay una solución por falta de voluntad política»

El rostro más conocido de la revolución dicta su sentencia: «He sacrificado todo en la vida». Aminatou Haidar llegó a las televisiones en 2009 por su huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote tras ser expulsada del Sahara Occidental. Para regresar debía pedir disculpas al rey Mohammed VI y anunciar públicamente que era marroquí. Se levantó el veto después de 32 días.

A los 20 años fue encarcelada en una de las prisiones secretas marroquíes por manifestarse a favor de la autodeterminación. No se presentaron cargos contra ella, ni se celebró un juicio; pero pasó cuatro años retenida y con los ojos vendados. Vivió hacinada con una decena de mujeres más en un pequeño habitáculo. «El techo era de chapa y el calor, insoportable; sobre todo, cuando dormíamos. Era una lata de sardinas», cuenta.

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 «Se llevaron a mi padre a comisaría y nunca volvió»

Pese a sus méritos, Mohammed Mayara engrosa la lista de parados saharauis desde hace diez años. A sus 44, es uno de los activistas más acosados por las autoridades marroquíes. Desde que era joven, motivado por el asesinato de su padre durante la Marcha Verde (la invasión marroquí del Sahara español), se convirtió en un diligente defensor de los derechos humanos. A su progenitor se lo llevaron a comisaría en su ciudad natal, Tan Tan, y no regresó. Está oficialmente desaparecido, porque no se ha encontrado su cuerpo.

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 «Perdí el miedo la primera vez que me torturaron»

Cuando era más joven, Ahmed Ettanji temía a la Policía. Había oído muchas historias sobre las comisarías de El Aaiún. A sus 30 años, no duda en responder a las provocaciones. «Cuando los agentes me amenazan con llevarme a una, insisto en que lo hagan; perdí el miedo cuando fui torturado por primera vez», asegura tranquilo.

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«El Sahara no es desierto gracias a Marruecos»

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«Dijeron que nos violarían y con qué objetos lo harían»

Los tribunales de El Aaiún condenaron a Nazha El Khalidi con una multa de casi 400 euros por ejercer como reportera sin la autorización estatal. El Khalidi es una ciudadana saharaui de 27 años que se convirtió en periodista para contar la situación de su pueblo. La vista se celebró en junio y se enfrentaba a una posible pena de hasta dos años de prisión. Los hechos tuvieron lugar en diciembre del año pasado y fue detenida cuando emitía una manifestación en directo a través de sus redes sociales. En el vídeo, de cuatro minutos, se observa una protesta pacífica repleta de mujeres. En los últimos segundos, un policía la persigue y se abalanza sobre ella cortando la emisión.

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