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Los 30.000 euros del premio no van a ir a su bolsillo. Antes de cobrarlos, ya ha ordenado que vayan para las ONG Zaporeak, una asociación que da de comer a los refugiados en la isla griega de Chios, y al Banco de Alimentos de Gipuzkoa. “Dono todo lo que gano por la publicidad, que es bastante dinero. Ayudo al pueblo saharaui, a Aldeas Infantiles, hace 25 años abrí una guardería en Caracas y he fundado con [el cocinero] Gastón Acurio un comedor social para niños en Pachacútec (Perú), donde se dan 300 desayunos al día. Lo que más me duele es que haya niños que no tengan comida para llevarse a la boca y ancianos que pasen frío en invierno”.
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