Después de visitar Bruselas y reunirse con Josep Borrell, el ministro de exteriores de España y el Alto Representante de la UE ahora acusan a Argelia y afirman que Rusia alentó a Argel a tomar medidas contra las empresas españolas.
Sin embargo; los expertos, los servicios de inteligencia y los políticos españoles no asumen las nuevas acusaciones de Albares.
Por Salamu Hamudi y Lehbib Abdelhay
Madrid (ECS). – En las pasadas últimas horas el Gobierno español ha sufrido, quizás, el mayor vértigo en política internacional en décadas. Un solo rugido, sin mucho aspaviento, con un solo amago, Argelia ha demostrado cuán es desleal, poco fiable y débil el actual Gobierno español de Pedro Sánchez.
Un Gobierno sin farol y sin rumbo, que incluso, tres meses después, es incapaz de convencer sobre su desacertado e ilegal giro sobre el Sáhara Occidental. Con una constante huida hace adelante, pero donde en cada paso, en cada escena; hay huellas, olor a chantaje, espionaje y sello de Marruecos. Un callejón sin salida, que solo en el imaginario de Sánchez y su ministro de Exteriores, José Manuel Albares, quieren hacernos creer que tiene salida. Que los molinos de vientos son gigantes. Que no tenemos un dedo de frente. Que todo es legal y no hay trueques ni ventas.
Argelia, Estado serio y comprometido, no juega con fuego. Pero si se le muerde, también sabe jugarse sus cartas. Sin embargo, el Gobierno español, decidido practicar un harakiri diplomático, suspendió su cita con Biden, y es mucho decir, y corrió en auxilio a los brazos del primo Zumosol de la Unión Europea. Y esta, tan ninguneada y desnortada últimamente, se precipitó en creerse las exageradas e injustificables lágrimas de cocodrilo de España, derramadas por el señor Albares. ‘Nos van a cortar el gas’. ‘Argelia viola los acuerdos’. ‘No hemos hecho nada a Argelia’. ‘No forma parte del conflicto’. Eran algunas de las frases de socorro de un envalentonado ministro, mientras le temblaban las rodillas. Y Argelia, aclaró y convenció. Pero Argelia no es Marruecos. Y Argelia tampoco es España. Y lejos de amenazas, sobreactuaciones y volantazos, Argelia, que probó la miel y la hiel de la vida, tendrá la última palabra.
Mientras tanto, Albares y su presidente, aún suspiran y siguen secando el sudor con pañuelos de plañideras, mientras se recuperan del tembleque, retrasan, por ahora, su billete a Marruecos, donde les esperan, con alfombra roja y cheques en blanco, dos capos en el ambiente: Zapatero y Moratinos. Porque al final todo esto es un juego, donde España, y su prestigio, están expuestos a la venta en una almoneda en algún palacio del Sultán. Y curándonos en salud, los saharauis, seguiremos firme y sin mirar hacia atrás.
En este contexto y tras su regreso de Bruselas, el viernes por la noche, Albares, hizo un último esfuerzo. Llamó por teléfono a varios portavoces parlamentarios y a algún gran empresario español con intereses en Argelia, según adelantó hoy el periódico El Confidencial en un análisis del periodista y especialista en el Magreb Ignacio Cembrero.
Según el rotativo español, el titular de la diplomacia española ha trasladado a Borrell, con las medidas que acababa de tomar contra España —la última la prohibición del comercio bilateral—, Argelia violaba el acuerdo de asociación que suscribió con la UE en 2005. Tras finalizar la reunión, la oficina de Borrell publicó un comunicado en el que expresa su «suma preocupación» por lo sucedido y reconocía que las iniciativas argelinas «parecen, a primera vista, violar» el acuerdo porque discriminan a España con relación a los demás Estados miembros.
Tras llegar a Madrid, Albares se trajo de vuelta de Bruselas algo más que un comunicado, calificado por Argelia, en dos notas de prensa, como precipitado. «En su ronda nocturna telefónica afirmó que le habían dado información de que Argelia había sido empujada por Rusia para agredir a España, sobre todo a su tejido empresarial», según fuentes conocedoras de esas conversaciones citadas por El Confidencial.
Para rematar, el ministro de exteriores de España recordó además las visitas a Argel, en mayo, de Serguei Lavrov, ministro de Asuntos Exteriores ruso, y la de Nicolás Maduro, el presidente de Venezuela, el jueves pasado.
Según el mencionado periódico español, Albares no aportó ningún dato concreto del supuesto impulso dado por Moscú a Argel. Sí recalcó que el objetivo de Vladímir Putin, era, en el fondo, romper a la Unión Europea por el sur enfrentando a España con Italia. Cabe señalar que Italia firmó recientemente con Argelia megacontratos en hidrocarburos para reducir su dependencia del gas ruso, y lo consiguió.
Las afirmaciones de Albares sólo harán enfadar más a Argelia y llevaría a más detorioro en las relaciones diplomáticas entre los dos países. Argel es el principal suministrador de gas a España, y un cliente estable de los productos «Made In Spain». Los expertos en el Magreb, los servicios de inteligencia españoles y los políticos no asuman las nuevas acusaciones de Borrell y Albares contra Argel. Habrá que esperar la próxima reacción de las autoridades argelinas a estas graves acusaciones.
Origen: Albares y Borrell ahora sostienen que Rusia alentó a Argelia a tomar medidas contra España