La noche empezó con Ruido. “Apareciste de la nada como una ráfaga de luz/ Cuando sostuve tu mirada, el ruido se apagó”. Fue la carta de presentación de Amaral sobre el escenario del campo de refugiados de Auserd, uno de los páramos más duros del planeta, el infierno en la tierra en el que los saharauis resisten desde hace 47 años. “Es una experiencia maravillosa que nos llevamos para toda la vida. Muchas gracias por hacerlo posible”, confesó Eva Amaral al inicio de un concierto “singular”, “el más alucinante” de la banda zaragozana.

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