Christopher Ross: La Resolución del Consejo de Seguridad es «un paso atrás para el Sáhara Occidental» – International Centre for Democratic Initiatives

Christopher Ross: La Resolución del Consejo de Seguridad es «un paso atrás para el Sáhara Occidental» – International Centre for Democratic Initiatives

Desde el 31 de octubre de 2025, el conflicto del Sáhara Occidental ha entrado en una fase crítica. Así lo analiza Christopher Ross, exenviado personal de la ONU, en un artículo que denuncia lo que muchos llevamos advirtiendo: la desviación de la ONU hacia la legitimación del plan marroquí de autonomía es la parte negativa de la Resolución y supone un paso atrás en la defensa del principio de autodeterminación. A continuación presentamos una lectura comentada de su texto, publicado por el International Centre for Democratic Initiatives, con claves y extractos traducidos al castellano.

Lectura comentada del artículo “A Step Back for Western Sahara”, publicada por el International Centre for Democratic Initiatives (ICDI) el 7 de noviembre de 2025 y firmada por Christopher Ross, ex Enviado Personal del Secretario General de la ONU para el Sáhara Occidental.

El artículo de Christopher Ross parte de una premisa contundente: la resolución adoptada por el Consejo de Seguridad de la ONU el 31 de octubre de 2025, lejos de suponer un avance, representa “un paso atrás” en la búsqueda de una solución justa al conflicto del Sáhara Occidental.

“The resolution that the United Nations Security Council adopted on October 31 on the 50-year-old Western Sahara conflict is a step backward despite the claims of its supporters.”
«La resolución que adoptó el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el 31 de octubre sobre el conflicto de 50 años del Sáhara Occidental es un paso atrás, a pesar de las afirmaciones de sus partidarios.»

Desde 2007, todas las resoluciones del Consejo habían mantenido una fórmula basada en el mismo principio: apoyar una “solución política justa, duradera y mutuamente aceptable, que posibilite la autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental”. Sin embargo, la nueva resolución introduce una novedad preocupante: da un lugar de privilegio a la propuesta marroquí de autonomía bajo su soberanía, presentada en 2007.

“For more than a decade, the text of each resolution has reaffirmed the need for a “just, lasting, and mutually acceptable political solution, which will provide for the self-determination of the people of Western Sahara.”
«Durante más de una década, el texto de cada resolución ha reafirmado la necesidad de una “solución política justa, duradera y mutuamente aceptable, que posibilite la autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental».»

“But this time the resolution (under US pen-holding) inserts, for the first time in explicit terms, language proposing that the autonomy plan submitted by Morocco in 2007—under Moroccan sovereignty—could constitute “the most feasible” basis for a settlement.”
«Pero esta vez la resolución (bajo la supervisión de Estados Unidos como «pen-holder») introduce, por primera vez en términos explícitos, un lenguaje que propone que el plan de autonomía presentado por Marruecos en 2007 — bajo la soberanía marroquí — podría constituir “la más factible” base para un arreglo.»

Ross señala que, aunque el texto final suavizó la afirmación (“una base factible” en lugar de “la más factible”), el giro no es menor: convierte la propuesta marroquí en la opción de referencia, desplazando el marco normativo de la autodeterminación, que sigue siendo una obligación de las Naciones Unidas para los territorios no autónomos.

“While the final text softened “the most feasible” into “a feasible basis”, the shift is significant: it elevates the autonomy proposal from one option among many to the option that frames the negotiations.”
«Aunque el texto final suavizó “la más factible” en “una base factible”, el cambio es significativo: eleva la propuesta de autonomía de una opción entre muchas a la opción que estructura las negociaciones.»

Este cambio obedece, según el autor, a un claro impulso de Estados Unidos como autor de la resolución (pen-holder) y a la deriva posterior al polémico reconocimiento por parte de Donald Trump de la “soberanía marroquí” sobre el Sáhara Occidental en diciembre de 2020. En este contexto, la misión de la MINURSO pierde progresivamente su razón de ser, al vaciarse políticamente el referéndum que justificó su creación.

¿Y el terreno? Cambios unilaterales y silencio obligado

Ross subraya que Marruecos no solo mantiene la ocupación del Sáhara Occidental, sino que consolida día a día su control de facto mediante colonización, extracción de recursos e instalación de infraestructuras, todo ello apoyado en complicidad internacional y silencio diplomático. Mientras tanto, ni el Frente Polisario ni Argelia tienen incentivos para aceptar un arreglo que consolida la ocupación y elimina del horizonte la promesa de la autodeterminación.

“That matters because Morocco continues to transform the situation on the ground: settlement of Moroccan citizens in the territory, exploitation of natural resources, strengthening of administrative structures — all while showing little appetite for negotiating an outcome that recognises the self-determination of the Sahrawis.”
«Eso importa porque Marruecos continúa transformando la situación sobre el terreno: asentamiento de ciudadanos marroquíes en el territorio, explotación de recursos naturales, fortalecimiento de estructuras administrativas — todo ello mientras muestra poco interés en negociar un resultado que reconozca la autodeterminación de los saharauis.»

“Without meaningful pressure from Algeria, the Polisario Front and its backers among the Sahrawi people have little incentive to accept the autonomy proposal as it stands today.”
«Sin una presión significativa de Argelia, el Frente Polisario y sus partidarios entre el pueblo saharaui tienen poco incentivo para aceptar la propuesta de autonomía tal como está hoy.»

Aquí el autor se sitúa en un punto intermedio: aunque critica el giro del Consejo de Seguridad, propone elementos moderadores como la implicación de “nuevas generaciones” para construir puentes de entendimiento (una idea que parece invitar a una normalización fáctica del statu quo) y un mayor «gestionamiento» diplomático del conflicto, lo que puede interpretarse como un intento de desactivar la dimensión decolonizadora del debate internacional.

«Primero, activistas y líderes de opinión deben involucrar a las nuevas generaciones de saharauis, marroquíes y argelinos en la construcción de puentes hacia el entendimiento y respeto mutuos…»

Un cierre útil, aunque insuficiente

Pese a estas limitaciones, Ross sí formula una crítica explícita sobre el riesgo de escalar el conflicto si continúa el deterioro geopolítico regional entre Marruecos y Argelia:

«En resumen, tanto el conflicto del Sáhara Occidental como las malas relaciones entre Marruecos y Argelia requieren una gestión activa para que las tensiones no escalen hacia graves amenazas para la paz y estabilidad regionales.»

En este punto, el texto converge con nuestra crítica habitual: no habrá paz posible sin reconocimiento del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación, ni sin desmantelamiento del andamiaje político y económico que sostiene la ocupación marroquí.


Conclusión editorial

La lectura del artículo muestra que incluso voces “moderadas” vinculadas al proceso de la ONU reconocen el retroceso que implica la última resolución del Consejo de Seguridad. La clave está en comprender que el cambio de redacción no es técnico, sino estratégico: se legitima la ocupación marroquí y se reduce la autodeterminación a un principio retórico.

Frente a ello, es más urgente que nunca reactivar el debate sobre la legalidad internacional del caso saharaui, reforzar el papel del Frente Polisario como sujeto legítimo reconocido por la ONU, y denunciar tanto la complicidad diplomática como el expolio de recursos naturales que sostiene la ocupación.

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