Argentina, 28 Feb (ECS). – En el nombre y con la ayuda de Dios y materializando la voluntad de nuestro pueblo árabe saharaui, por fidelidad a la sangre de nuestros gloriosos mártires y como coronación de inmensos sacrificios, se iza hoy la bandera de la República Árabe Saharaui Democrática sobre la tierra de Saguía El Hamra y Río de Oro. (Parte de la proclama al crearse el Estado Saharaui).
Los años sesenta fueron muy intensos.
En el continente africano comenzó la descolonización en “masa” de las posesiones británicas y francesas. España no quedaría fuera de este proceso, y afectaría a sus dos posesiones. Guinea y el Sahara. Tierras que consideraban provincias de pleno derecho, con representación en las Cortes Generales y sus habitantes considerados ciudadanos. En el caso del Sahara, la geopolítica, iría a complicar las cosas. Especialmente por una ideología imperante en el régimen marroquí, que hasta el día de hoy condiciona su política en el plano regional, vinculado a la llamada idea del Gran Marruecos que impulsó una política exterior agresiva que derivaría en distintos conflictos armados.
En lo que respecta al Sahara, sin tener títulos para sostener reclamos, sino una lectura tergiversada de la historia, Marruecos continuó reclamando dicho territorio en el marco de Naciones Unidas como también frente al gobierno español. En respuesta a estos reclamos en diciembre de 1965 la Asamblea General de la ONU aprobó la res. 2072, la cual solicitaba con prontitud que el gobierno de España para iniciar un período de negociaciones con las partes interesadas, organizara un referéndum sobre autodeterminación y facilitara el ingreso de una misión visitadora de Naciones Unidas al territorio, a fin de participar activamente en la organización y celebración del referéndum. Estos detalles son olvidados tanto por España y Marruecos en la actualidad.
En este contexto y para complicar aún mas las cosas, al reclamo marroquí se agregó Mauritania, un territorio recientemente independizado de Francia y una verdadera creación neocolonial. A tal punto que las autoridades francesas previo a otorgar la independencia mauritana, construyeron una capital específica para el futuro estado. Esto se convirtió en un serio problema para Marruecos, que se oponía al ingreso de Mauritania a Naciones Unidas, por reclamar dicho país como parte del llamado Gran Marruecos.
En 1966 en la reunión del Comité de Descolonización de Naciones Unidas en Addis Abeba, Marruecos, cambió de táctica, en un intento de desgastar a España, y apoyó la idea de un referéndum de autodeterminación del Sahara, haciendo expresa reserva de sus reclamos de soberanía. Esta declaración recibió como respuesta la oposición de Mauritania que recordó el tratado hispano marroquí de 1767, en el cual claramente reconocía que las tierras saharauis no eran parte del Sultanato Marroquí. Mientras tanto España mantuvo una política errática, buscando aparentemente mantener su presencia en el Sahara. Su valor no estaba en los recursos naturales como la pesca y fosfatos, solamente, sino en una cuestión de seguridad de las estratégicas islas Canarias. En estos años fue creada la Asamblea General del Sahara, comenzó una política de colonización y mejora de la infraestructura. En cuanto a los saharauis, la sedentarización y el contacto con nuevas ideas movilizarían a las capas más jóvenes de la población. No obstante ello, en 1966 fueron llevadas a las Naciones Unidas 14.000 firmas donde los saharauis querían seguir siendo parte de España.
Naciones Unidas comprendió una realidad geopolítica, donde en el proceso de autodeterminación intervenían varios actores, por eso consideró incluir no solo a Maruecos, sino a Mauritania y Argelia, además de España. Esto frustró a Rabat, que veía como su pretensión de hacer valer su tesis anexionista, naufragaba. Es por ello que decidió abrir nuevos frentes a fin de desgastar a su oponente, España, y buscar de todas formar impedir un estado saharaui. Sería el frente interno del gobierno, donde Rabat encontrará una ventaja. Las diferencias entre el presidente de gobierno español, Carrero Blanco y el Ministerio de Asuntos Exteriores, trabaron el proceso de descolonización, se perdió mucho tiempo, que fue explotado favorablemente por el régimen de Rabat y su hábil rey, Hassan II.
España mantuvo una estrategia de captación de los jefes tradicionales saharauis, frente a una sociedad cambiante, donde estos referentes tradicionales, perdían legitimidad, era prueba que las autoridades coloniales no eran conscientes de los rápidos cambios que venían. Ejemplo de ello es la aparición de la figura de Bassiri (Bassir Mohamed uld Hach Brahim uld Lebser) quién lideró el embrionario movimiento nacionalista, reclamando cambios en el sistema de representación en la Asamblea General, pero dichos pedidos fueron desoídos.
El movimiento de Bassiri, fue reflejo de los cambios sociales imperantes en la provincia del Sahara, dado que formaban parte de este integrantes de la Policía Territorial, tropas del Ejército estacionado en la provincia (muchos suboficiales eran saharauis), estudiantes, y personas de distintos orígenes sociales, era muestra que los lazos tribales iban quedando atrás. La idea de ser una nación cobraba fuerza. En cuanto a los dirigentes de este grupo clandestino estaba formado por jefes tribales descontentos con la metrópoli, y líderes influenciados por el proceso revolucionario de Argelia y el nacionalismo pan arabista.
La tragedia de Bassiri. Radicalización del movimiento nacionalista
En 1970 los nacionalistas saharauis decidieron organizar una manifestación, como respuesta a la convocada por el gobernador, General José María Pérez de Lema que buscaba mostrar la idea de que existía un amplio consenso a favor de la presencia española. El fatídico 17 de junio la incipiente Organización Avanzada para la Liberación organizó la marcha – aprovechando la convocatoria del gobernador – con sus simpatizantes a fin de poner en evidencia el deseo de los saharauis de ser independientes. El gobernador pudo reunir unas doscientas personas, mientras que en el barrio saharaui de Jatarrambla (“Cadena de Dunas”), la convocatoria fue mucho mayor. La respuesta ante estos hechos fue la exigencia del gobernador a los nacionalistas, adherirse a la manifestación que había organizado, además de promesas de ser interlocutor ante las autoridades en Madrid. Los manifestantes pidieron que se hablara de autodeterminación y que España se comprometiera a llegar algún acuerdo al respecto. Cabe destacar que mientras el tiempo pasaba, ante la demora de la respuesta, también los ánimos cambiaban, según fuentes españolas, en uno de los intentos de convencer a los manifestantes de retirarse, el delegado de la gobernación para Saguía el Hamra, López Huerta, fue recibido a pedradas. Entonces el gobernador ordenó la intervención de la Policía Territorial, arribando al lugar el capitán Lebajos, quién al ordenar la dispersión, se trabó en lucha con manifestantes, que terminó en que la Policía abriera fuego, generando heridos, pero ello no desanimó a los saharauis quienes permanecieron en el lugar. El clima de nerviosismo en la gobernación era total, y los incidentes con la Policía, el gobernador movilizó a las tropas de La Legión (tropa de élite española). El gobernador había tomado muy mal la manifestación por considerarlo una afrenta y una amenaza a su autoridad. Por ende no fue difícil que el jefe de Estado Mayor lo convenciera de emplear la fuerza militar. Los legionarios abrieron fuego al aire y al suelo, ocasionaron dos muertos y varios heridos. La ciudad quedó desierta y ocupada por efectivos militares. Así terminaba una jornada, que curiosamente el gobernador había declarado día festivo. Pero el drama continuaba. Fueron ordenadas numerosas detenciones, entre ellas la de Bassiri, personaje que los servicios de información español, no tenían muchas noticias, y sobre el, se tejieron todo tipo de conjeturas, mostrándolo como un agente financiado desde el extranjero. No cabe duda que la falta de información fidedigna, selló el destino trágico de Bassiri, su desaparición. Esta tragedia abrió una profunda brecha entre la población y el gobierno español.
Nace el Frente Polisario
El clima de tensión con Marruecos continuó, como también las exigencias de los saharauis sobre su destino, incluso la Asamblea General del Sahara en febrero de 1973 le envía una nota al General Franco, este contestó en septiembre donde reconocía implícitamente el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Marruecos consciente que era posible un referéndum de autodeterminación en el corto plazo, decidió acercarse a Mauritania y crear un frente común para presionar a Madrid. La falta de una estrategia clara por parte del Régimen español, la existencia de personajes cooptados por Rabat entre figuras prominentes del citado régimen serían obstáculos que impediría que España cumpliera con sus promesas. La idea de ganar tiempo, simplemente beneficiaba aún más a Marruecos.
La tragedia de Bassiri, radicalizó al movimiento nacionalista, y será en manos del carismático líder El Uali Mustafá Sayed, que se gestaría el Frente Popular para la Liberación del Saguía el Hamra y el Río de Oro en 1973. Inspirados en la revolución argelina y libia, el nacionalismo panárabe, el Frente Polisario iniciaría su accionar de manera temprana, con un pequeño grupo a los pocos días de su creación daría su primer golpe armado en Janguet Quesat. Este sería el bautismo de fuego de lo que sería el Ejército de Liberación Popular Saharaui. Desde entonces estaría activo con acciones de guerra de guerrillas desde sus bases en Mauritania y Argelia. Esto facilitó que los reclutas del Polisario adquirieran experiencia de combate y la organización se consolidara. El estado español decidió ahogar la rebelión y no obstante no constituir una amenaza militar, desde el punto de vista político era una derrota, dado que el Frente estaba incrementando su influencia en la población a pasos agigantados. En los años 1973/74 el Frente Polisario estuvo sumamente activo lanzando acciones armadas de pequeña escala en Tifariti, Smara, Hasi Matala, Echdeiria, Bir Lehlu, Amgala, etc. La acción más audaz fue la voladura de la cinta transportadora de fosfatos del yacimiento de Bu Craa (20 de octubre), poniendo en evidencia las prevenciones que hicieron en su momento los mandos militares españoles sobre la vulnerabilidad de la cinta.
Marruecos no descansaba, y por medio de sus organismos de inteligencia creó una serie de grupos armados, controlados por sus fuerzas militares, para desestabilizar el Sahara español, apelando incluso al terrorismo. Por otro lado Mauritania, que miraba hacia otro lado las acciones armadas del Polisario, decidió sacarse de encima el problema, dado que esto perjudicaba en su estrategia de reclamar el territorio como propio. Entonces cooperó con Madrid para identificar bases del Frente y anticipar sus acciones armadas. Esto no desanimó a la joven dirigencia saharaui, quien siguió manteniendo presión y un hábil trabajo de masas entre la población saharaui. Madrid decidió contraatacar desde lo político creando el Partido de la Unión Nacional Saharaui, o PUNS, que finalmente tras su deserción de sus dirigentes principales (que huyeron a Marruecos con fondos del partido), sus restos serían absorbidos por el Frente POLISARIO, convirtiéndose en un verdadero movimiento nacional.
El dictamen de la Corte de la Haya y la Marcha Verde. Los Acuerdos de Madrid.
Marruecos decidió ir por más, y dado la situación interna de España por la enfermedad del general Franco, y dado las divisiones internas en torno al tema saharaui, Rabat considero que era oportuno llevar el tema a la Corte Internacional de Justicia. Mientras tanto la situación era complicada, los incidentes fronterizos, la guerrilla del Polisario, la aparición de Argelia como un nuevo actor clave en el conflicto, no hizo más que complicar la situación. Así llegamos al histórico dictamen de la Corte Internacional de Justicia de 1975, en el cual rechazaba claramente las pretensiones de Marruecos y Mauritania. Algo inaceptable para Hassan II. A ello cabe añadir el dictamen de la Misión Visitadora de Naciones Unidas en esos días aciagos. «tras su visita al Territorio la Misión pudo llegar a la conclusión de que la mayoría de la población del Sáhara Español estaba claramente a favor de la independencia”. En cuanto a la Corte Internacional una parte de sus fallos, indicó De otro lado, la conclusión del Tribunal es que los materiales e información presentados a él no establecen ningún vínculo de soberanía territorial entre el territorio del Sahara Occidental y el reino de Marruecos o la entidad mauritana. Por tanto, el Tribunal concluye que no ha encontrado vínculos jurídicos de tal naturaleza que puedan afectar a la aplicación de la resolución 1514 (XV) de la Asamblea General a la descolonización del Sáhara Occidental y, en particular, al principio del autodeterminación a través de la libre y genuina expresión de la voluntad de los pueblos del territorio.
La derrota fue negada al pueblo marroquí, en el marco de una campaña de desinformación, el hábil rey Hassan II armó con ayuda de Arabia Saudita y los Estados Unidos la llamada Marcha Verde. Una manifestación multitudinaria de unas 350.000 personas, que era una cortina de humo para encubrir una brutal invasión militar.
La muerte de Franco, significó que los políticos españoles con un conflicto con el cual no querían lidiar y menos enfrentar una guerra – que curiosamente España tenia ventaja abrumadora – y donde Estados Unidos, en base una lectura simplista de la realidad regional, temeroso de un estado saharaui pro soviético, apoyó veladamente la invasión mauritano marroquí (la Casa Blanca creyó en los informes marroquíes, sin tener en cuenta que Moscú nunca apoyó al Polisario). Francia fue el principal sostén militar en esta etapa, dado que de esta manera mantenía su presencia en sus dos antiguas posesiones, que dado su situación, era indispensable el apoyo de una potencia de mayor nivel para sostener sus esfuerzos de guerra. En el marco de esta crisis, Juan Carlos, Jefe de Estado interino, voló al Sahara hizo unas cuantas promesas y al poco tiempo, llegaban los Acuerdos de Madrid. España se retiraba del Sahara, cedía la administración del territorio y los intereses del pueblo saharaui, quedarían en manos de la Asamblea General, que los invasores al poco tiempo la disolvieron, poniendo en evidencia la voluntad que tenia de cumplir con los citados acuerdos.
Los Acuerdos de Madrid, un acto ilegal, dado que vulnera el derecho de autodeterminación de los pueblos, dado que fue llevado a cabo sin el consentimiento del pueblo saharaui, quien debía expresar su voluntad a través de un referéndum. En su momento el Secretario General de Naciones Unidas, Kart Waldheim, criticó al gobierno español, de no haber transferido al territorio bajo tutela internacional, para poder llevar a cabo el citado referéndum. Los Acuerdos sentenciaron el destino de todo un pueblo, que se vio envuelto en una brutal invasión militar. Los abusos de las tropas marroquíes, llevaron a la mitad de la población al exilio en condiciones extremas, donde muchos perdieron la vida, no solo por la dureza del ambiente, sino por los ataques aéreos de Maruecos.
Esta huida se llevó a cabo gracias a la desobediencia de personal militar español, que permitió que millares de saharauis sortearan el toque de queda impuesto en El Aaiún. España que había denunciado la agresión marroquí en Naciones Unidas, defendió con énfasis al Sahara en la Corte Internacional de Justicia, hizo muchas promesas en relación a la protección del pueblo saharaui y el tal esperado referéndum, finalmente cedía y se retiraba. Se evacuaron 20.000 colonos con lo puesto, se exhumaron cementerios, pareciera que los políticos buscaban borrar cualquier rastro de más de ochenta años de presencia hispana.
La proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática.
La Asamblea General del Sahara en Guelta Zemmur en 28 de noviembre de 1975 votó su disolución y se incorporaron sus miembros al Frente Polisario. En su reemplazo fue creado el Consejo Nacional Saharaui, organismo verdaderamente representativo del pueblo saharaui. En un país donde los españoles dejaban todo atrás, las autoridades coloniales poco o nada hacían ante los abusos de las potencias ocupantes, la indiferencia del mundo, en una pequeña localidad, Bir Lehlú, ante un número de periodistas y observadores extranjeros, el 27 de febrero de 1976, horas antes que expirara la presencia española, según los Acuerdos de Madrid, el Consejo Nacional Saharaui proclamaba la creación de la República Árabe Saharaui Democrática. Dando inicio a una nueva etapa en la historia del pueblo saharaui.
Estamos en el 2021, el país sigue con su 80% del territorio ocupado por Marruecos, que continúa con el expolio de los recursos naturales, se niega sistemáticamente a cumplir con el Plan de Paz de 1991, con anuencia de Estados Unidos, Francia y España, y con millares de saharauis que esperan hace décadas justicia y respeto por la legalidad internacional. No cabe duda que el actual estado de cosas, no podrá prolongarse indefinidamente, es por ello como dijimos en nuestra obra Sahara Occidental El Conflicto olvidado, es preciso que los territorios ocupados sean puestos bajo la autoridad internacional, única manera que pueda implementarse una paz duradera y que el pueblo saharaui pueda volver a estar unido, en el marco de la República Saharaui, una realidad política y jurídica que existe desde el 27 de febrero de 1976.
Origen: CRÓNICA | 27 de febrero de 2021: 45 años de historia de la República Saharaui.