Por Mah Iahdih Nan – OPINIÓN
Madrid (ECS). – Hace unos días salía a la palestra el Sr. Alberto Nuñez Feijóo, durante la reunión del Partido Popular europeo, haciendo unas declaraciones muy correctas sobre el Sáhara Occidental y las relaciones con Marruecos. Feijóo dijo: “En el ámbito de las resoluciones de la ONU podemos pactar muchas cosas. Fuera de las resoluciones de la ONU, los pactos no van a producir efectos internacionales” y recalcó que él nunca engañaría ni a España ni a Marruecos. Si Feijoo cumple su palabra, sería el primer presidente del Gobierno de España, que acata las normas y leyes internacionales y no se somete a los dictados del chantaje, la presión, la coacción, la extorsión y la realpolitik.
En España es típico cuando se está en la oposición adoptar posiciones proclives y a favor de las causas justas, el respeto a la legalidad y la justicia. También es tradicional abandonar esas mismas causas una vez que se llega al poder. Esta ha sido la tónica y la forma de proceder de los diferentes partidos españoles a lo largo de los casi cincuenta años de democracia.
Uno de los temas más recurrente y que más ilustra esta manera de comportarse ha sido el conflicto saharaui, es habitual ver a dirigentes de la oposición activos y pronunciándose a favor de los sobradamente reconocidos derechos del pueblo saharaui, pero también, es frecuente ver esos mismos dirigentes, una vez llegar a la Moncloa adoptar posiciones diametralmente contrarias.
No obstante, es bueno matizar que no todos lo hacen de la misma manera, ni con la misma intensidad y empeño. No se puede comparar el entreguismo y la sumisión total y absoluta que practican los máximos dirigentes socialistas ante Marruecos, con las concesiones silenciosas y relativas que hacen los dirigentes del partido popular. Los socialistas generalmente se entregan en cuerpo y alma a los dictados del Majzen marroquí, algunos guiados por prebendas y otros por la extorsión. Con la salvedad de que cuando están en la oposición son pro saharauis y cuando están en el poder son pro marroquíes. En cuanto a los populares, repiten los mismos patrones tanto si están en la oposición como si están en el gobierno, pero sin llegar al infame servilismo y subordinación que caracteriza a los dirigentes socialistas. Los populares salvo los casos de Ana de Palacios y Aristegui practican un entreguismo mucho más suave, sutil y fino, siendo en la práctica mucho más decorosos y honestos que los dirigentes socialistas.
Ahora bien, si la actitud de los máximos dirigentes socialistas en este tema es bochornosa y vergonzosa, tanto cuando ostentan el poder como cuando se retiran de él, la actitud y el comportamiento de la militancia y las bases socialistas es totalmente contraria a la de sus dirigentes, su solidaridad con la lucha de los saharauis es intachable.
En realidad, la postura más digna, coherente y consecuente con respecto al Sáhara Occidental, es la que siempre ha protagonizado la izquierda real, es decir la que está a la izquierda del PSOE, y en especial Izquierda Unida, el PCE y los partidos Nacionalistas de Izquierda Gallegos, Vascos y Catalanes a los que hay que sumar la siempre rigurosa postura del PNV.
El síndrome de personalidad múltiple que padecen los políticos españoles; de estar en la oposición al lado de la justicia y la legalidad y cuando se llega al gobierno pasar a apoyar al agresor y el ocupante, es el resultado de una política miope y cortoplacista aplicada, legalizada y normalizada durante casi medio siglo de democracia. El otro factor que ha influido en la consolidación de este síndrome es la ausencia durante todos estos años de democracia de verdaderos estadistas en la clase política española, capaces de llevar a cabo una política valiente, consecuente y sincera para afrontar no solo una relación sana y honesta con Marruecos, sino, una asunción de las responsabilidades y la deuda contraída con el pueblo saharaui.
Origen: El Sáhara Occidental y el «síndrome de personalidad múltiple» que padecen los políticos españoles.