Abdalahi Maana, estudiante de 3º de la ESO en el centro Julio Caro Baroja, conoce muy bien lo que significa migrar y ser un refugiado a pesar de su juventud. Se encuentra con tres compañeros del campamento de refugiados de Tinduf en Pamplona desde febrero gracias a un programa estudiantil para refugiados saharauis. Abdalahi Maana, que conocía Pamplona de veranos en familias de acogida durante su infancia, habla perfectamente en hasani (idioma del Sáhara Occidental), en árabe y en castellano;y es muy consciente de la situación que vive su tierra de origen, una más entre las diversas causas de los 258 millones de migrantes y refugiados del mundo, según la ONU. “Allí vivimos desde hace 42 años en jaimas y casas de tierra en un campamento levantado sobre un terreno cedido por Argelia, porque nuestro país está ocupado por Marruecos”, cuenta.
El sábado, el adolescente se encontraba sentado sobre una alfombra árabe, vestido con ropa tradicional del Sáhara y preparando té en la carpa que 19 ONG y el Gobierno de Navarra montaron en el paseo Sarasate con motivo del 70º aniversario de los Derechos Humanos. Maana explicó que el té es un ritual saharaui para dar la bienvenida: se toman tres tazas: una “amarga como la vida”, otra “dulce como el amor”, y una final “suave como la muerte”.
Artículo original en: El viaje amargo hacia un futuro mejor. Noticias de Navarra
