Ali Brahim.- Mohamed Salem.
«Estamos aquí una vez más por ellos, que siguen aquí otro año sufriendo en la hamada.»
»Pedimos a la comunidad internacional y a las delegaciones que no les olviden.»
»La situación de los campamentos de refugiados saharauis es complicada: La guerra y la Covid han tenido su impacto en la situación humanitaria de la población refugiada.»
ECS. Dajla. | Finalizó la conmemoración del Día Nacional de la Unidad Saharaui otro año más en medio de una situación difícil en la Wilaya de Dajla tras la crisis sanitaria de Covid. La fiesta nacional saharaui sirvió entre otras cosas para pedir a la comunidad internacional la realización de un referéndum de autodeterminación para que los saharauis elijan libremente su futuro y acabar con la ocupación marroquí. Entre tanto, la fiesta nacional saharaui sirvió también para aliviar a los refugiados saharauis de la difícil situación en la que viven y para que se olviden durante unos días de las duras condiciones del desierto.
Nuestro compañero Ali Brahim Mohamed de ECSaharaui viajó hasta ahí, y desde ahí se desplazó a los territorios liberados del Sáhara Occidental para documentar las operaciones militares que se libran en el frente saharaui a lo largo del muro de la vergüenza marroquí. «Las condiciones de vida son duras. La mayoría de la población vive en tiendas de campaña y depende casi totalmente de la ayuda internacional externa para subsistir, que ha ido decreciendo en el último año por el cierre de fronteras por Covid y por otra parte por las consecuencia de la guerra, ya que obligó a la juventud dejar el precario trabajo que tenían ahí para desplazarse al frente y luchar por la libertad y la existencia de su pueblo«, cuenta Ali.
«Aquí en este campamento dos tercios de las mujeres sufren de anemia, y un tercio de los niños sufre de desnutrición crónica. Anteriormente, los refugiados saharauis trataban de auto-ayudarse mutuamente, pero la situación ha cambiado: los jóvenes han abandonado los campamentos para irse a las academias militares y luego al frente a luchar con sus padres, y esto ha tenido su efecto negativo en la población refugiada«. Cabe destacar que los primeros refugiados saharauis llegaron aquí a mediados de los años 70 huyendo de los bombardeos por parte de la aviación marroquí que tuvieron lugar en el Sáhara Occidental tras la retirada de España y la invasión del territorio saharaui por parte de Marruecos. Aunque los cinco campamentos que se instalaron tenían carácter temporal, muchos de los saharauis han pasado los últimos 46 años alojados aquí esperando un acuerdo político que facilite su regreso a su tierra.
Además de los efectos negativos derivados del desplazamiento forzoso y el exilio, los refugiados saharauis deben hacer frente a las condiciones adversas que imperan en la región de la Hamada en la frontera argelina con el Sáhara Occidental, cuyo terreno desértico parece una metáfora adecuada para describir sus perspectivas de futuro. Ya son casi tres generaciones de saharauis las que han nacido y crecido en estos campamentos y que, con el correr de los años, deben redoblar sus esfuerzos para tener tanto ellos como sus familiares una vida digna. Sin embargo, pese a que muchos reciben formación fuera de allí, casi todos terminan en un punto de no retorno. Ahora con la guerra, las cosas parecen cambiar. Desde el pasado 13 de noviembre con el restallido de la guerra, los jóvenes saharauis han abandonado sus trabajos en Europa para instalarse de nuevo en los campamentos para ir al frente a luchar por su patria.
La Guerra y la Covid han afectado a los refugiados.
La situación humanitaria en los campamentos de refugiados saharauis se ha vuelto más vulnerable que nunca, ya que las restricciones y medidas impuestas por la pandemia provocada por la COVID-19 han paralizado las pequeñas actividades generadoras de ingresos, ha reducido drásticamente las actividades comerciales y los servicios de transporte privado. La asistencia humanitaria y, en particular alimentaria, se ha deteriorado significativamente a medida que el Programa de Alimentos Mundial (PMA) se enfrenta a desafíos significativos para proporcionar raciones mínimas de alimentos como resultado de la falta de financiación. La MLRS (Media Luna Roja Saharaui) ha detallado que la existencias de reserva se están agotando estos días, y la situación ha empeorado con la nueva ola de desplazamientos de las zonas liberadas a los campamentos de refugiados saharauis después de la reanudación de la lucha armada coincidiendo con una sequía sin precedentes. En lo que sigue, la MLRS, muy brevemente, arroja luz sobre la situación humanitaria y sanitaria de los refugiados saharauis: Covid 19 y los desafíos en curso.
La reanudación de los combates entre los Ejércitos saharaui y marroquí por la violación del acuerdo de alto el fuego por parte de Marruecos el 13 de noviembre de 2020, obligó al desplazamiento forzoso de miles de civiles de las zonas liberadas administradas por las autoridades saharauis hacia las zonas vecinas en suelo mauritano. Así unas 4.749 familias regresaron a los campamentos para empezar una vida nueva y empezar de cero. No tienen hogar, y sobreviven gracias a la poca ayuda ayuda que reciben de las autoridades saharauis y el Programa Mundial de Alimentos.
Las más de cuatro mil familias llegadas de los territorios saharauis liberados, se han visto obligadas a huir por temor a enfrentamientos militares que estallaron el 13 de noviembre, ya que el 45% de estas familias proceden de la zona de Mheriz en particular y el resto de las zonas de Tifariti, Bir Lehlu, Beir Tighisit, Miyek, Aguaynit, etc. Nuestro compañero Ali se desplazó a la zona de Mheriz y ha podido comprobar como las casas, las tiendas, las panaderas que habían ahí, están abandonadas. «En Mheriz no hay nadie, las más de 3.000 familias que vivían ahí se han visto obligadas a huir por las hostilidades armadas«, recalca Ali Brahim Mohamed.
Según detalla la Media Luna Roja Saharaui (MLRS), el 42% de las familias desplazadas a los campamentos de refugiados saharauis necesitaban una intervención médica urgente, ya que el desplazamiento y las condiciones climáticas les causaron varias enfermedades, así como el pánico y el trauma causados por la guerra. El 65 % de las familias necesitan refugio, ya que han tenido que ser acogidas por otras familias en los campamentos. El 53 % de las familias carecen de tanques de agua para beber y bañarse. Sólo el 42% de las familias pudieron traer consigo sus enseres del hogar, utensilios y otros artículos para el hogar. El 88% de las familias dependían de pequeñas actividades comerciales y de algunos servicios para los viajeros que transitan entre los campos de refugiados y Mauritania. El 12% de las familias dependía de la ganadería, pero la sequía experimentada hace tres años afectó a la mayoría de esos animales.
En sus informes, los organismos de las Naciones Unidas y las organizaciones no gubernamentales que operan en los campamentos de refugiados saharauis han hecho hincapié en la fragilidad de la situación humanitaria de los refugiados saharauis y su total dependencia de la asistencia humanitaria internacional, algo que el propio Secretario General de la ONU ha subrayado en sus informes anuales, señalando su preocupación por la crisis crónica de financiación conocida como asistencia humanitaria a estos refugiados. Según la evaluación de la seguridad alimentaria de los refugiados saharauis al comienzo de la pandemia en abril de 2020, la proporción de los refugiados saharauis más vulnerables ha aumentado del 77% al 88%, y un año después de dicho estudio, este porcentaje ha aumentado significativamente.
La situación humanitaria se está volviendo cada vez más frágil debido a los efectos de la pandemia provocada por el coronavirus COVID-19, la reanudación de la guerra y la sequía que azotó la región hace tres años, que ha causado la pérdida de muchos animales de los cuales se extraían recursos, además de la falta de contribuciones de los países donantes y el hecho de que hasta ahora no se ha podido cerrar la gran brecha de financiación.
Los campamentos de refugiados saharauis se encuentran en la región de la hamada en el suroeste de Argelia. Están habitados por refugiados saharauis repartidos en cinco campamentos y su denominación proviene del nombre de las ciudades ocupadas del Sáhara Occidental. La RASD y el Frente Polisario tienen sus sedes administrativas en estos campamentos. También se encuentran las dependencias del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y de algunas ONG. Su capital administrativa es Chahid Al Hafed, mas conocida como Rabuni, población donde se encuentran los servicios de protocolo, la presidencia, los ministerios y las administraciones de los servicios públicos de la RASD.
Origen: »La situación de los refugiados saharauis es complicada: La guerra y la Covid han tenido su impacto»