El conflicto en el Sáhara Occidental, antigua colonia española, ha provocado cinco décadas de desplazamiento del pueblo saharaui, con un número estimado de unos 173.000 refugiados viviendo en cinco campamentos aislados cerca de Tinduf, en el oeste de Argelia. Quienes viven en estos campamentos se enfrentan a graves dificultades, como el acceso limitado a alimentos y agua.
«Este es un lugar de extremos: o hace muchísimo calor o muchísimo frío», afirma Salem Bouchraya, director de la ONG Solidaridad Internacional Andalucía. «Cuando llegamos aquí, solo sobrevivían las lagartijas».
El duro desierto de la región, llamado hamada en árabe, consiste en mesetas rocosas áridas, planas y aparentemente interminables. Su clima extremo y la falta de recursos agravan las dificultades de los refugiados, agravadas aún más por crisis globales como la guerra de Rusia contra Ucrania, que han disparado los precios de los alimentos y han afectado gravemente a una población de refugiados que ya se encuentra en dificultades.
La ayuda humanitaria es crucial para la supervivencia del pueblo saharaui y la Unión Europea ha sido un actor humanitario de larga data en esta crisis, aportando 306 millones de euros en fondos de emergencia desde 1993.
En 1975, el pueblo saharaui, huyendo de la guerra, cruzó a Argelia desde el disputado territorio del Sáhara Occidental.
Se estima que unos 173.000 refugiados saharauis viven en cinco campos de refugiados en el oeste de Argelia. Este entorno desértico, duro y aislado, limita considerablemente sus medios de vida y sus oportunidades económicas, lo que les hace depender en gran medida de la ayuda humanitaria.
La Unión Europea ha contribuido a las operaciones de ayuda humanitaria en apoyo de los refugiados saharauis desde 1993, asignando más de 306 millones de euros a agencias de la ONU y ONG.
Esta financiación ha abordado las principales necesidades de los campamentos, como alimentación, nutrición, suministro de agua, saneamiento, atención sanitaria y educación.
Encontrar agua en el desierto nunca es fácil, y mucho menos agua potable.
La Unión Europea financió dos unidades de purificación de agua por ósmosis inversa de alta calidad que pueden funcionar simultáneamente y limpiar suficiente agua para satisfacer las necesidades de toda la población de los campamentos.
Si una falla, la otra estación puede duplicar la producción y aún así garantizar el nivel mínimo de agua de emergencia.
Una vez purificada, el agua debe almacenarse y prepararse para su distribución.
Con fondos de la Unión Europea, la ONG Solidaridad Internacional Andalucía y Oxfam construyeron varias torres de hormigón para almacenar agua en los campamentos.
El agua se distribuye a través de los puntos de distribución. Se estima que la red de agua, financiada por la UE, distribuye más del 70 % del agua total que llega a las familias saharauis, lo que contribuye a reducir su dependencia del transporte de agua por camión, poco fiable y perjudicial para el medio ambiente.
Las familias pueden almacenar agua en tanques o depósitos de plástico individuales.
Gracias al apoyo internacional, las familias de los campamentos, a pesar de la escasez de agua en un entorno desértico, tienen acceso a 20 litros per cápita al día, lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la cantidad mínima para garantizar la higiene personal y alimentaria básica.
Las instalaciones sanitarias que funcionen son extremadamente importantes en las escuelas, donde los niños pasan buena parte del día.
Con financiación de la Unión Europea, la ONG CISP ha construido tanques de agua cubiertos y amurallados en 21 escuelas para garantizar que las cocinas y los baños escolares siempre tengan agua limpia y segura para sus alumnos.
La ubicación aislada de los campamentos limita severamente las oportunidades de empleo, lo que hace difícil para muchas familias comprar alimentos.
La ONU estima que 8 de cada 10 refugiados saharauis dependen de la ayuda humanitaria para su consumo diario de alimentos.
La Unión Europea financia el Programa Mundial de Alimentos para distribuir regularmente alimentos a los campamentos.
Los refugiados saharauis han logrado organizar un sistema escolar comunitario que ofrece oportunidades de aprendizaje para niños y adolescentes.
La Unión Europea colaboró con UNICEF y las comunidades saharauis para desarrollar una estrategia para capacitar a los docentes y proporcionar a las escuelas materiales de aprendizaje para mejorar la calidad de la educación.
Historia y fotos de Daniele Pagani , Oficial de Información Regional para Oriente Medio y el Norte de África.
Origen: The Sahrawis: 50 years as refugees
