Bajo el cielo de Tindouf el infinito no es un concepto abstracto. La Historia sí. La Historia con sus miserias, con sus gobernantes, sus imperios y sus cálculos decimales no puede competir con la limpieza del cielo y su infinito vibrante.

En cambio, en medio de la nada, expulsada, amenazada, golpeada, doliente, la vida humana permanece repleta de calderos y mujeres, de pisadas de niños, de telas y canciones resonando valientes: ¡Los pueblos permanecen!

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