Sidi Maatala.
ECS. Bir Lehlu. | Mohamed VI aplica la misma doctrina del sanguinario Hassán II cuando comenzó la primera guerra del Sáhara Occidental: implantar el terror a base de oleadas de bombardeos indiscriminados y violencia desproporcionada contra civiles saharauis, pretendiendo disuadir a la población. En este contexto, Noviembre se alza como el mes más mortífero desde que se inició la segunda guerra de liberación saharaui. Un mes que también recuerda la masacre y violencia cometida por las fuerzas de ocupación marroquíes contra el campamento de Gdeim Izik hace una década en El Aaiún ocupado.
El ejército de ocupación marroquí continúa cometiendo abiertamente crímenes de guerra contra la población saharaui.
La guerra que ha estallado en el Sáhara Occidental desde el 13 de noviembre de 2020, ha creado una nueva y desafiante situación para la ocupación marroquí, que, tras su incapacidad para hacer frente a los bombardeos ejecutados por el Ejército de Liberación Saharaui contra sus bases militares ubicadas detrás del muro, el régimen marroquí recurrió a la población civil y llegó al punto de realizar operaciones en las fronteras internacionales del Sáhara Occidental.
Si bien hubieron ataques documentados contra civiles en Diciembre de 2020, la serie de ataques contra civiles comenzó el 25 de enero de 2020, momentos en los que la guerra escalaba de forma ligera, por entonces una serie de bombardeos marroquíes tuvieron como objetivo vehículos civiles saharauis en la zona liberada de Tifariti, causando la muerte de tres ciudadanos saharauis.
El 18 de agosto de 2021, un bombardeo marroquí tuvo como objetivo a civiles saharauis desarmados que transportaban un camión cargado con bienes y alimentos provenientes de los territorios liberados hacia los campamentos de refugiados. Afortunadamente el bombardeo solo provocó pérdidas materiales, pero que resultan de vital importancia para una población que carece de los recursos más básicos y depende de la ayuda humanitaria internacional.
El 20 de octubre de 2021, un dron marroquí llevó a cabo un ataque contra civiles saharauis en la región de Mheiriz, en las zonas liberadas, como resultado del mismo, tres civiles resultaron heridos y sus vehículos destruidos.
A partir de la segunda quincena de Noviembre, las FAR recrudecen su guerra de agresión contra el pueblo saharaui. El 13 de noviembre de 2021, un avión marroquí no tripulado lanzó un cohete que impactó contra dos coches particulares y no militares en la zona de Gleibat Al Fula en la región liberada de Mijek, originando la muerte de un ciudadano saharaui e hiriendo a otros. Dos días después, un violento bombardeo marroquí acabó con la vida de 11 civiles saharauis. Otro grupo de civiles que se encontraba asediado por la aviación marroquí en la misma zona de la masacre, fue rescatado por miembros del Ejército de Liberación Saharaui y fuerzas militares de la misión de la MINURSO.
En el lado mauritano, los coches de los buscadores de oro también fueron bombardeados al noroeste de la ciudad mauritana de Bir Mogrein el 5 de enero de 2021. Un incidente similar se registró cuatro días más tarde, el 9 de enero de 2021, cuando un coche que transportaba trabajadores del mineral mauritanos en las regiones del norte del país fue atacado por el ejército marroquí. El 19 de enero de 2021, tres proyectiles alcanzaron una cuenca minera en la frontera entre el Sáhara Occidental y Mauritania. El 25 de octubre de 2021 varios proyectiles cayeron en el área de prospección de oro a las afueras de Bir Mogrein. A la semana siguiente, el 6 de Noviembre de 2021, la artillería marroquí volvió a apuntar a los buscadores de oro mauritanos en la zona de Gleibat Al Fula. La serie de ataques continúa intensificándose en las últimas semanas.
En el lado argelino, el 26 de agosto de 2021, un bombardeo de artillería tuvo como objetivo un camión comercial argelino en la carretera internacional de la frontera trilateral que une Argelia, el Sáhara Occidental y Mauritania. El 1 de noviembre de 2021 fue bombardeado un convoy comercial argelino que transitaba por la carretera internacional que une Argelia y Mauritania, matando a tres civiles argelinos y y destruyendo todo su bagaje, siendo hasta el momento la acción más peligrosa, especialmente porque Argel prometió que no quedará impune y anunció represalias. Argelia denunció los hechos y afirmó que se trata de una nueva manifestación de agresión brutal, una característica conocida de la política de expansión regional e intimidación que usa el régimen marroquí.
Esta serie de acciones que violan el derecho internacional humanitario, confirman la filosofía del ocupante marroquí en su intento de exterminar a todos la población que resida en los territorios saharauis liberados, ya que no diferencia ni distingue en sus ataques entre objetivos civiles y militares, lanzando bombardeos contra hogares, convoyes comerciales y civiles de forma continuada.
Ciertamente, lo que se obtiene por la fuerza solo se puede mantener por la fuerza, así, el régimen marroquí en sus intentos de disuadir a través del terror, apunta más allá del muro de la vergüenza, y con impunidad pasmosa, a la población. Mientras al otro lado, los saharauis siguen siendo el único pueblo del mundo invadido y en conflicto armado al que la ONU niega un mandato para garantizar los derechos humanos más básicos, incluso Cruz Roja Internacional no interviene a pesar de los llamamientos a cumplir con sus propios principios fundacionales que basan su existencia y utilidad pública.