El ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, Nasser Bourita, afirmó recientemente en una rueda de prensa que el Frente Polisario viola el alto el fuego diariamente, y reiteró que Marruecos se mantiene adherido al Acuerdo de Arreglo de 1991. El ministro marroquí acusó también abiertamente a Argelia de estar detrás del fracaso de la vía diplomática, y pidió al Frente Polisario superar la contradicción en la que se encuentra desde el pasado 13 de noviembre.
Horas posteriores de la rueda de prensa en la que Bourita reconociera la existencia de los ataques, el ELPS le respondió con dos nuevos bombardeos en el interior de Marruecos. El jefe de la diplomacia marroquí denuncia lo que la RASD firmó por decreto presidencial el pasado 14 de Noviembre al cesar su compromiso con el alto el fuego luego de la agresión de El Guerguerat. Desde la declaración de guerra, Marruecos fue intercalando su discurso entre rechazo, censura y minusvaloración, según qué momento y dónde. Ahora al aparecer como apuntan las circunstancias, toca el de denuncia.
Las declaraciones de Bourita cierran el círculo de contradicciones en el que se encuentra sumido el régimen marroquí, tanto a nivel político como a nivel comunicativo. La habitual política marroquí de silenciar y censurar información que inevitablemente saldrá a luz, muestra los límites e inconsistencia de la misma y deja al portavoz sin atisbo de credibilidad al contradecirse continuamente.
El Ejército saharaui anunció que había atacado lugares militares en territorio marroquí, una operación que de nuevo hace temer una escalada del conflicto sobre la región y presiona aún más a Marruecos contra su población. Constituye la cuarta penetración del Ejército de Liberación Saharaui en Marruecos desde Febrero, en la misma; se condujeron dos operaciones armadas en Graret Zawi y Gseybat Achuhada.
Después de 5 meses consecutivos de ataques diarios contra las bases marroquíes, Bourita reconoció el intercambio de fuego existente entre ambas partes y recibió dos ataques en su propio país, ¿reconocerá ahora la existencia de los mismos en territorio marroquí? ¿o esperará que escale aún más la tensión?