Entro en la cocina de Bachir y un aroma delicioso a canela y matalahúva inunda mis sentidos.
–Eres un hombre con suerte. Es el momento de los limones– me dice.
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Bachir jamás ha vuelto a pisar el Sahara. Las noticias que llegan de allí le duelen a la par que le enfurecen y colabora activamente en la resistencia, enviando dinero o movilizándose en actos políticos. Uno de sus mejores amigos y su esposa, que acababan de tener una niña, desaparecieron tras una detención: nunca más se ha sabido de ellos. Bachir no dudó en traerse a Mayuba –así se llamaba la niña– y adoptarla. Pasaron los años, Mayuba estudió Medicina, se especializó en Ginecología y se fue a trabajar a Inglaterra. Ella sí acude cada año a los campamentos saharauis de Tinduf, donde asiste a sus compatriotas y enseña inglés. A Málaga rara vez viene, es Bachir quien viaja a Inglaterra para visitarla.
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Artículo emocionante y completo en: Bizcocho de limón – La Opinión de Málaga