Seis mujeres, que fueron acogidas en la localidad minera de niñas, dirigen la ayuda en el territorio hermanado de Farsía con la asociación Alkamar
La solidaridad de los muskiztarras con el pueblo hermanado de Farsía, en los campamentos de refugiados saharauis de Argelia, cada vez es más difícil. Así lo advirtió ayer Maider Saralegi, portavoz de la asociación Alkamar que lleva ahora dos décadas colaborando con la región a través de diferentes iniciativas. A los problemas que ya trajo la crisis económica, que mermaron y en muchos casos acabaron con las iniciativas de acogida de menores en verano, se le añaden ahora las dificultades ocasionadas por la pandemia.
«Hace más de 40 años que se les quitó la tierra y los derechos, y que más de 200.000 personas tuvieron que huir de Argelia», recordó ayer Saralegi, quien remarcó que en la actualidad continuan viéndose obligados a vivir de la ayuda humanitaria. Para facilitarles la vida, desde Alkamar han promovido distintos programas como el de ‘Vacaciones en paz’, que permitía a los menores escapar de las temperaturas de 50 grados en los desiertos, la creación de un paritorio, un dispensario médico o una escuela de mujeres, entre otros.
Precisamente, seis de las menores que hace dos décadas fueron acogidas en Muskiz se sitúan al frente de la labor humanitaria que se desarrolla en Farsía, junto con una enfermera. «Trabajan para ayudar a su pueblo gracias a su otro pueblo, que es Muskiz», reivindicó Saralegi. Ella destacó los problemas ocasionados por el covid, que han impedido a la asociación viajar al país desde finales del 2019. Antes de la pandemia una delegación lo visitaba dos veces al año.
«Programas limitados»
«Los programas están muy limitados, por no decir imposibilitados», reconoció ayer el concejal de Acción Social y Tercera Edad, Jesús Maria Romón. Según avanzó este año la aportación del Consistorio para iniciativas como la denominada ‘Mejora su vida’, que atiende las necesidades más básicas de la población, dispone de 34.145 euros, unos 20.000 euros menos de lo habitual, por las dificultades para justificar todas las inversiones realizadas en el país. «Anteriormente el dinero se solía llevar en mano», explicó.
La alcaldesa de Muskiz, Ainara Leiba, reivindicó ayer su compromiso con el territorio hermanado, donde recordó que la ayuda «sigue siendo necesaria».
Origen: La pandemia complica la labor solidaria de Muskiz en el Sahara | El Correo