TEMA DEL DÍA — Más del 55 % del Parlamento Europeo respalda frenar el etiquetado marroquí: un apoyo claro al derecho saharaui a controlar sus recursos, bloqueado por un solo voto

TEMA DEL DÍA — Más del 55 % del Parlamento Europeo respalda frenar el etiquetado marroquí: un apoyo claro al derecho saharaui a controlar sus recursos, bloqueado por un solo voto

El Parlamento Europeo estuvo hoy a un solo voto de frenar el intento de la Comisión Europea de ocultar el origen saharaui de las frutas y hortalizas producidas en el territorio ocupado. Aunque la objeción no alcanzó la mayoría absoluta necesaria, más del 55 % del pleno votó contra el engaño, enviando un mensaje político inequívoco: el Parlamento no respalda la maniobra de Bruselas y se alinea, en la práctica, con la legalidad internacional que reconoce al pueblo saharaui como titular de sus recursos naturales.

El pleno dejó una escena con gran carga política. La Comisión Europea presentó un acto delegado destinado a permitir que los productos procedentes del Sáhara Occidental aparezcan como originarios de “regiones administrativas” marroquíes. Esta fórmula, diseñada para borrar la identidad del territorio ocupado y contradecir las sentencias del Tribunal de Justicia de la UE, fue rechazada por la mayoría de eurodiputados y eurodiputadas, aunque no logró frenarse por el mínimo margen imaginable: un solo voto.

La paradoja es evidente. La Comisión ha impulsado un reglamento que la mayoría del Parlamento no quiere, y lo hace además en contradicción con el derecho europeo y con el principio jurídico que exige el consentimiento del pueblo saharaui para cualquier acuerdo que afecte sus recursos. La votación de hoy demuestra que una mayoría transversal de la Cámara asume este principio como una base innegociable.

A esta situación se suma un factor determinante que explica por qué la mayoría simple no se convirtió en mayoría absoluta: el PSOE volvió a desmarcarse de la posición mayoritaria de los socialistas europeos y votó en sentido contrario, permitiendo que la objeción se quedara a un solo voto de prosperar. Una vez más, el socialismo español se alinea con los intereses de Marruecos en un asunto de enorme relevancia para el derecho internacional y para el pueblo saharaui, en una decisión que ni la lógica política ni la coherencia histórica terminan de explicar.

El debate demuestra que el etiquetado no es una cuestión técnica, sino un gesto político. Bruselas ha intentado normalizar, mediante un cambio aparentemente menor, la narrativa marroquí sobre un territorio que la ONU reconoce como no autónomo y pendiente de descolonización. Etiquetar productos saharauis como marroquíes no es solo engañoso: es una forma de legitimar el expolio y desdibujar la identidad del territorio ocupado.

Las organizaciones agrarias y los defensores de los derechos de los consumidores han advertido del riesgo que esta maniobra supone para la trazabilidad, la transparencia y la competencia. Pero el elemento clave sigue siendo el mismo: la Unión Europea no puede reconocer de facto lo que no reconoce de iure, y menos a través de una etiqueta que oculta deliberadamente el origen real de los productos.

Más allá del resultado ajustado, el mensaje político es nítido. La mayoría del Parlamento Europeo rechaza la estrategia de la Comisión, denuncia el borrado del origen saharaui y se sitúa del lado del derecho internacional, que reafirma el carácter separado y distinto del Sáhara Occidental respecto a Marruecos y el derecho del pueblo saharaui a gestionar sus propios recursos.

Los medios europeos han subrayado la gravedad del resultado con un mensaje recurrente: rechazado por una sola voz. Ese voto ha marcado la diferencia legal, pero no ha logrado ocultar la tendencia política que emerge con claridad. Europa ha estado a punto de suspender una maniobra que erosiona su propio marco jurídico, y lo ha hecho gracias a una mayoría que se niega a blanquear la ocupación.

Aunque la votación se perdió por un único voto, la batalla política la ganó la legalidad internacional. La Comisión podrá avanzar con su acto delegado, pero lo hará sabiendo que el Parlamento Europeo, en su mayoría, ha dicho que no.

El intento de bloqueo no prosperó, pero los equilibrios han cambiado. La Comisión seguirá adelante, sí, pero con un mensaje político contundente sobre la mesa: Europa no acepta el engaño, no asume la narrativa marroquí y no va a legitimar el expolio del Sáhara Occidental mediante un artificio de etiquetado.

Por Carlos C. García – Plataforma “No te olvides del Sáhara Occidental”


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